Ídolo al borde de la mercancía

El poder y la fuerza de la figura icónica del presidente Hugo Chávez Frías han crecido en los últimos catorce años como una bola de nieve dando lugar a un hecho ineludible: nuestras miradas a diario están obligadas a ver y vivir en medio de numerosísimas representaciones chavistas. Con el arraigo de esa ideología se ha pretendido remover y reestructurar elementos conceptuales y visuales que interroguen acerca de la identidad, legitimidad, participación y significación de lo que es ser o no ser chavista. Asimismo y, a raíz de la muerte del mandatario, ha surgido un macro protagonismo de estas masas chavistas que habita en la mayoría de nuestros espacios públicos, protagonismo que, acaso como búsqueda post Chávez, está intentando resignificar el sentimiento de amor que la nación debe tenerle, de manera imperativa, al icono Hugo Chávez; quien no lo haga aparentemente es apátrida y especie de pecador. La conexión entre lo político y el fenómeno de masas ha sido bastante estudiada y discutida entre críticos, historiadores y filósofos a lo largo del siglo XX. En este contexto, el filósofo alemán Walter Benjamin habló del "esteticismo político", fenómeno trasladable a la Venezuela actual. En su momento, Benjamin refirió a la experiencia de lo social (o sensorium): aquella población receptora de mensajes políticos creados y difundidos por las nuevas tecnologías. En nuestro país se detectan entre estas nuevas tecnologías al Internet; las reproducciones fotográficas de la figura de Chávez; la difusión de sus discursos en la Web, radio y televisión; las diferentes representaciones "artísticas"; e incluso, la variedad de productos de compra inmediata que ofrece la economía informal: afiches, gorras, relojes, libros, bisuterías, protectores de pantallas para los celulares, disfraces para niños y adultos, ringtones, tatuajes, figuritas hablantes, ropa interior, franelas (la más vendida: la del retrato del mandatario en edad madura, pero aún lozano, delante de una penumbra). Todo lo necesario para enfatizar y encauzar la ideología cuya mercantilización, como proyecto político, se fue incrementando en la medida en que se iba enraizando la figura de Hugo Chávez. Uno de los productos más elocuentes es el famoso "Intumbable": un porfiado que, al pegarle, regresa inmediatamente a su lugar intacto, así como regresaba Chávez al poder. ¿Ola de amor patrio o idolatría? Tras el fallecimiento del presidente Hugo Chávez su imagen ha sido deificada y la iconografía...

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