Jaime Charris: En un laboratorio te sientes realizado cuando das respuesta a problemas

En Palmar de Varela, un pequeño pueblo colombiano a orillas del río Magdalena, un niño crecía con el sueño de convertirse en un gran médico. Hijo de una familia que vivía con lo justo en la costa norte de su país, en 1978, cuando tenía 19 años de edad, decidió ir tras el que hasta ese momento era su objetivo de vida. En Colombia había intentado, sin éxito, estudiar Medicina. Decidió emigrar. Solo. Su primera y única opción fue Venezuela.Con más dudas que certezas llegó a Caracas. Se instaló en Catia, en casa de un familiar. Pero en su condición de migrante tenía que trabajar para sobrevivir y Medicina era una carrera que demandaría todo su tiempo. Quería ser un hombre de ciencia dedicado al tema de la salud y Farmacia era la opción que más lo convencía entonces. Se inscribió en el horario nocturno en la escuela de la Universidad Santa María para poder trabajar durante el día.Han pasado más de cuatro décadas desde entonces y Jaime Charris se ha labrado una prestigiosa carrera como investigador para apoyar al campo médico en el estudio de las propiedades farmacológicas de nuevos compuestos con potencial terapéutico, por la que fue galardonado con el Premio Lorenzo Mendoza Fleury.De su época de estudiante conserva buenos recuerdos. La Caracas de 1979 era muy distinta a la de hoy. Había mucha seguridad. Recuerda que hacía grupos de estudio con otros compañeros y se reunían en los pasillos de la Universidad Central de Venezuela o en Los Próceres, donde podían estar hasta la madrugada, algo que ahora es difícil de imaginar. «Era una época muy agradable y se vivía tranquilamente".En 1985, cuando estaba por terminar la carrera, su profesor de Química Orgánica, el doctor Eliodoro Palacios, lo escogió, junto con otro compañero, para cursar el posgrado en Química Medicinal de la UCV. En aquel entonces la Universidad Santa María pensaba crear una planta, en la sede de La Urbina, para desarrollar principios activos con el fin de elaborar medicamentos. Al culminar, hizo una maestría y un doctorado, en vista de que el proyecto aún no terminaba. «Allí comencé a trabajar con quien fuera mi profesor en la Facultad de Farmacia, el doctor José Nicolás Domínguez, quien me formó y me guio y me introdujo en el área de los parásitos», recuerda Charris.Su objetivo, al terminar su formación, era hacer contacto con grupos internacionales de investigación. Su primera oportunidad fue en el Hospital San Juan de Dios, en Bogotá, donde hizo una pasantía con el equipo del...

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