¿Legitimación de capitales?

Hace pocos días, Colin Kaepernick, un jugador de rugby, generó, en Estados Unidos, una intensa polémica por negarse a rendir honores al himno y a la bandera de ese país, como protesta en contra de la violencia policial practicada en contra de los negros; otros deportistas estadounidenses también se han sumado a esa forma de protestar.Sin embargo, ese gesto no ha sido objeto de acoso o de persecución sino que, muy por el contrario, ha sido reconocido como parte del legítimo derecho a protestar; distintas personalidades, incluido el presidente Barack Obama, se apresuraron a salir en defensa de la libertad de expresión y del derecho de todos a manifestar sus opiniones en la forma que consideren apropiada.Pero, en la Venezuela de hoy, eso está lejos de ser la regla.Este gobierno, a través de la Fiscalía General de la República, los tribunales de justicia y sus otras dependencias, ha sido incapaz de iniciar las investigaciones pertinentes en el caso de funcionarios públicos que no pueden explicar el origen de sus fortunas aquí y en el exterior; a pesar de la amplia y documentada cobertura de medios internacionales, tampoco se ha abierto una investigación en el caso de denuncias de narcotráfico que llegan hasta la cúpula del poder. Sin embargo, con el pretexto de la legitimación de capitales, este gobierno ha encarcelado a Braulio Jatar, director de un medio de comunicación social, que acababa de publicar un vídeo en el que un grupo de ciudadanos manifestaba su repudio a Nicolás Maduro, abucheándolo y obligándolo a retirarse de un barrio chavista en la isla de Margarita.Jatar fue detenido justo cuando se dirigía a difundir mayor información sobre ese cacerolazo a Maduro. No es mera casualidad que, una vez más, se arremeta en contra de quienes no están dispuestos a doblar la cerviz ante el régimen de terror instaurado por Hugo Chávez y continuado por su hijo putativo.Venezuela se ha comprome tido a respetar y garantizar el derecho de todos a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole. Pero, durante...

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