Una llamada peculiar

El 3 de abril de 1973, el ingeniero de Motorola Martin Cooper asombraba a los presurosos neoyorquinos que transitaban esa fría mañana por la quinta avenida de la gran urbe. Conversaba animadamente mientras sostenía un curioso y enorme aparato adosado al lado derecho del rostro. Su mayor entusiasmo residía en una llamada que había planificado hacer a su gran rival de los Laboratorios Bell, entonces propiedad de ATyT, Joe Engels.Motorola y ATyT llevaban años compitiendo por mejorar los radioteléfonos de los automóviles, que tenían la gran dificultad de que unas pocas llamadas copaban el espectro disponible. El diseño de celdas pequeñas con antenas independientes y poder reusar las mismas frecuencias en celdas no adyacentes fue lo que permitió desarrollar las avanzadas redes móviles actuales, y Motorola decidió diseñar un teléfono completamente portátil y no restringido a los automóviles.Motorola había instalado dos celdas en Manhattan para probar su concepto de la transición de la llamada mientras se pasaba de una celda a otra. Los reguladores estadounidenses no permitieron el despliegue comercial de los celulares sino una década después. En Europa se vio más un esfuerzo conjunto de la industria en el surgimiento de las redes GSM, que nacieron con el concepto de transmisión digital, mientras que Movilnet y Telcel ahora...

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