Si llegamos a las elecciones

Si llegamos a las elecciones de mayo, que digo no por tratar de aguarle la fiesta a Maduro sino porque uno lee a cada rato cada cosa, aconteceres públicos y estruendosos, que no hace des cabellada ninguna hipótesis. Militares presos, de alta, media y baja graduación. Presiones sin antecedentes de todo el mundo civilizado: no hay día en que un presidente, un canciller, un parlamento o una venerable institución no le dé un leñazo al bailarín de Miraflores.Una crisis económica que al parecer tiene pocos antecedentes en la historia de la especie sic y que amenaza multiplicar sin barreras las muertes de venezolanos.Una corrupción que asombrará al mundo cuando se caigan todos los telones, como dice Enrique Krauze.Tumultos y saqueos que crecen cada día. Una diáspora bíblica. Miseria de transporte, los servicios más básicos y hasta de dinero en efectivo. El edificio revolucionario que ya no puede ocultar las grietas que le brotan lentas pero evidentes y grotescas. Drogas y delitos financieros que desbordan las fronteras. Yo pienso que pocas veces se ha visto tal descomposición raigal de un país por una dictadura. Pinochet y Fujimori, asesinos y ladrones, mantuvieron una sensata, y alguno diría que notable, estabilidad económica. Hoy Provea pide la renuncia de Maduro y no es un caprichoso decir.Supongo que cualquier estudioso de la política se de be preguntar por qué no cae este gobierno. Y pareciese haber una sola respuesta, un grupo de generales dispuestos a todo para salvar su bolsa y no envejecer tras las rejas, perfectamente adiestrados por Chávez y sus asesores cubanos, habitantes de unas fuerzas armadas espiadas y depuradas durante cuatro lustros. No deja de ser curioso que Raúl Castro cada vez que saluda al país con dos o tres títulos enaltecedores nunca olvida el de su heroica unión cívico-militar. Aunque no hay mal que dure tanto, ni hay dictadura que no sea despóticamente militar pero también que su derrocamiento no lo hayan propiciado, permitido o padecido los militares.Sí, una lenta agonía, ciertamente, de un zarpazo en exceso prolongado y que no nos dio un mal gobierno sino una profunda herida existencial y los peores años de nuestras vidas.Si este es el cuadro que, por...

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