Mala copia

Mientras unos se ocupan de identificar en qué lado están los fascistas y otros tra tan de encontrar los consabidos dos kilos de azúcar, dos de harina PAN, un pote de margarina Mavesa y cuatro rollos de papel tualé, en el país se ha instalado un comando cívico-militar que en reuniones con Nicolás Maduro toma las grandes, medianas y pequeñas decisiones en todos los aspectos de la vida nacional.Nadie sabe el nombre de los in tegrantes, qué preparación tienen, cómo llegaron a tan alta responsabilidad ni qué artículo de la Constitución los autoriza. Tampoco nadie ha preguntado.Anónimos y opacos, no se sabe si son flacos o si por su contextura se puede arriesgar un carcelazo porque accidentalmente en algún texto se mencione a los famosos tres cochinitos, como ocurrió una vez; tampoco se han publicado sus funciones y atribuciones en la Gaceta Oficial, bien sea por ley aprobada por la Asamblea Nacional o por decreto firmado por el jefe del Estado. Por encima de todas las estructuras funcionales del país, como autoridad suprema, aparece este comando cívico-militar que se oculta a la auditoría de la soberanía popular, la cual reside en el pueblo y na da más que el pueblo y la ejerce a través de elecciones libres, universales y secretas. Ay, Piolín.Obviamente, no se trata del Consejo Federal de Gobierno ni de un grupo de espontáneos que con la mejor voluntad asesoran y complementan las carencias propias y heredadas del actuante jefe del Estado. Por la manera de presentarlo, y también ocultarlo, responde más a la idea que tenía Stalin del Presidium o de la nomenklatura que a la...

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