Las maletas del venezolano

A ntes, cuando un venezolano viajaba al exterior y regresaba a su país, solía llenar las maletas de souvenires variopintos e inútiles para familiares, ami gos y compañeros de trabajo: réplicas miniatura de la torre Eif el si volvía de París, llaveros con la figura del Big Ben si había viajado a Londres, castañuelas o abanicos con imágenes taurinas si había recorrido España, alfajores si venía de Argentina, botellas de vino si su destino había sido Chile.Eran souvenires para exhibir en un estante.O para no saber dónde exhibir.Recuerdos, bana lidades, peroles que terminaban amontonados en la casa de la abuela.Souvenires nor males y corrientes, como los que podría estar comprando cualquier viajero del planeta en este preciso instante cerca del Coliseo de Roma o bajo la pirámide del sol de Teotihuacán.Pero el recuerdo de esos souvenires se desva nece, como si eso le hubiese pasado a otra gente, a otro país, a la Venezuela de un universo paralelo y destruído por una hecatombe.Ya en las maletas de los venezolanos no hay souvenires.Ni tampoco hay ofertas de outlets.Ni compras de última hora en el duty free.En esas maletas ni siquiera hay espacio para ropa o zapatos de quienes las transportan.Ahora, las maletas del venezolano que vuelve a su país son muy distintas. Deben ser reconocibles por todos los escaners de los aeropuertos del mundo. Si los rayos x detectan dentro de un mismo equipaje tres paquetes de lentejas junto a varios rollos de papel toilette, una caja de detergente en polvo y veinticinco paquetes de ampicilina, le puedo asegurar que su dueño está viajando a la República Bolivariana de Venezuela.Las maletas del venezolano son una mezcla entre carrito de supermercado y botiquín de primeros auxilios. Dentro de ellas llevan arroz, azúcar, leche en polvo, pasta, caraotas porotos negros, aceite, garbanzos, café, incluso la tradicional harina de maíz precocida para hacer las arepas. Dentro de ellas los venezolanos también transportan jabón de baño, pasta dental, desodorante, champú, cepillos dentales, afeitadoras, toallas sanitarias. Por supuesto, incluyen lo que podría parecer un sospechoso cargamento de estupefacientes y no es sino una farmacia entera con diversos empaques de paracetamol, loratadina, salbutamol, píldoras anticonceptivas...

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