Medida antiturismo

Al suroeste del estado Bolívar, en lo que el gobierno aspira sea la puerta al Mercosur, los venezolanos gastan horas en colas para surtir gasolina. Se trata de uno de los principales dolores de cabeza en la frontera con Brasil.Las kilométricas filas son parte de la rutina de sus habitantes, pese a que en el 2012 el gobierno implementó la tarjeta de racionamiento que intentaba organizar el suministro y minimizar la venta ilegal de combustible.Para la Cámara de Turismo la tarjeta de racionamiento no necesariamente ha minimizado el contrabando, pero sí reorganizó la distribución del combustible aunque no te garantiza que te pongan el tanque full.Calculan que 100 litros de gasolina pueden costar hasta 3.000 bolívares del otro lado de la frontera, un negocio que se ha convertido casi en la primera actividad económica y el motivo de migración de cientos de personas que se aventuran a la venta ilegal.La zona es, por tradición, minera y turística. Pero las temporadas altas son una pesadilla. En la Navidad de 2013, las 2 estaciones de servicio estuvieron congestionadas en Santa Elena de Uairén, contó la directora de la cámara, Mariluz Lorza.Aunque el sistema de distribución distingue en colas distintas a turistas y residentes, Lorza señala que la que corresponde a los visitantes fue prácticamente tomada por la comunidad, lo que congestionó aún más la salida de los turistas de la Gran Sabana: hasta el 10 de enero aún intentaban cargar de combustible para salir de la región.Hacia la frontera con Guyana las trabas para acceder a la gasolina...

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