Muerte del Derecho y la justicia

El caso del doctor y coronel Eladio Aponte Aponte, con su carga de denuncias concretas y el señalamiento de algunos protagonistas de sonados procesos judiciales, han confirmado la enorme cantidad de dudas y sospechas existentes con relación a las estructuras del crimen organizado, soporte operativo del narcotráfico, del terrorismo y del lavado de dinero. Este régimen está podrido de la cabeza a los pies. De él han salido personajes como Walid Mackled y magistrados como Aponte, para sólo mencionar a dos de los más recientes casos. Se trata de un empresario milmillonario que agigantó su fortuna al amparo del alto gobierno civil y militar y de quien hasta hace poco fue presidente y miembro de la Sala Penal del TSJ y, anterior a eso, fiscal militar del más alto rango. El problema para el régimen es más serio que cualquier cantidad de pruebas documentales que se dice poseen ambos personajes. El drama, sobre todo en el caso Aponte, es que la mayor prueba es él mismo. Protagonista y testigo de cargo. Se fue del país sin que existiera medida alguna que se lo impidiera. Y tengo la impresión de que el general Peñaloza da en el clavo cuando afirma que posiblemente trata de evitar la suerte corrida por el general Arnaldo Ochoa en Cuba, fusi lado por Castro, o del fiscal Danilo Anderson, asesinado de manera extraña, misteriosa y hasta comprometedora para algunas notables figuras de la vida pública. Todo es importante en estos ca sos. Lo más grave es la muerte del Derecho como...

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