Nadie lo tumba: se desploma

Nicolás Maduro si llegó a ser presidente dejó de serlo hace rato, no porque na die lo haya tumbado sino porque, carente de fuerza propia, es remolcado por el turbión de la crisis de la cual es figura relevante. Chávez solía decir de sí que era una simple brizna de paja arrastrada por el huracán de la revolución, esa falsa humildad escondía una arrogancia infinita, la del dueño del proceso. No era ninguna brizna. Maduro es diferente, carece de centro y de fuerza; no vuela alto sino que los vientos cruzados lo lanzan contra las paredes y lo tienen sin poder levantarse a ver por dónde queda la puerta o la ventana.Estos personajes no saben nada de marxismo. En vez de reconocer las fuerzas de la historia, como corrientes de fondo que establecen las posibilidades y limitaciones de los dirigentes, más bien son presas de un voluntarismo petrolero, que, agotado, hace que la historia se niegue a obedecer sus caprichitos.La acción de gobierno se re duce a manotazos a ver qué sale. Si un enfrentamiento con Guyana no resulta, pues se agarra Colombia. Si este se vuelve inmanejable siempre está a la mano Estados Unidos para suplir la dosis necesaria de enemigos externos. Mientras todas las violaciones de los derechos humanos ocurren ante los ojos sorprendidos de la comunidad internacional, el país ha profundizado el proceso de disolución al que el régimen lo ha condenado.La crisis humanitaria aso ma su horrible rostro. Se ha comenzado...

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