El neo-rentismo del siglo XXI

En varios países de América Latina se observa un incremento considerable de las actividades extractivas y una disminución del peso de la industria en la formación del PIB. Esta reprimarización de las economías está vinculada con el impetuoso crecimiento de la economía china y su necesidad de asegurar a largo plazo proveedores de energía y materias primas que su pujante industria necesita. El extractivismo es la fuente de una renta que no tiene como contrapartida el desarrollo de las actividades productivas internas. Esta renta no la pagan los factores nacionales sino los países consumidores del recurso que se exporta. La manera como se distribuye suele dar origen a sistemas de gobierno que alimentan una cultura clientelar y debilitan las instituciones y organizaciones sociales. Semejante ingreso permite neutralizar presiones y desactivar conflictos a través de un manejo cada vez más discrecional. Se va moldeando así una cultura rentista sustentada en la captura de un plusvalor internacional que luego es distribuido a favor de los factores económicos, políticos y sociales internos. Y estos últimos, en lugar de exigir transparencia y rendición de cuentas en el uso de la renta, se interesan más en captar su mayor tajada. Los Estados neo-rentistas intensifican sus estrategias para maximizar el cobro de la renta y convertirla en una creciente fuente de recursos para financiar el presupuesto público. A diferencia de lo que ocurre en otros países donde se pecha con impuestos a los que más ganan para redistribuirlos en beneficio de quienes menos tienen, en los modelos neo-rentistas lo más importante no es la redistribución del ingreso que se genera a raíz del...

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