El neototalitarismo bolivariano secuestró el derecho a pensar e investigar

J osé Rafael López Padrino protagonizó una carrera brillante en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Nacido en Valencia, estado Carabobo, graduado como médico cirujano en la Universidad Nacional Autónoma de México, con una maestría en Fisiología en el IVIC y un doctorado de la Clínica Mayo, en la Universidad de Minnesota, pasaba un año sabático como profesor visitante en la Universidad de Harvard cuando fue notificado mediante oficio de su jubilación compulsiva, como la califica. Corría el año 2004. El consejo directivo del organismo, presidido entonces por Máximo García Sucre, no le permitió continuar trabajando como investigador jubilado, una figura a la que se han acogido tradicionalmente muchos otros científicos de la institución que aún están en edad productiva. Su laboratorio de Fisiopatología Muscular, del Centro de Biofísica y Bioquímica, fue cerrado e incluso eliminaron su cuenta de correo electrónico institucional, algo inédito en la tradición del IVIC.Poco importaba que López Padrino hu biera, para esa fecha, publicado cientos de artículos en revistas de investigación arbitradas, presentado más de 200 trabajos científicos en congresos nacionales e internacionales, registrado tres patentes y se hubiera hecho acreedor de más de 19 premios científicos, entre ellos el prestigioso Lorenzo Mendoza Fleury que otorga la Fundación Polar. Lo que se le cobraba al investigador era su posición crítica y su lengua mordaz contra el gobierno de Hugo Chávez.Aquel episodio obligó a López Padrino a formar parte de la diáspora por la que Venezuela se desangra de profesionales capacitados. Hoy en día sigue activo como profesor e investigador en el Centro Médico Mount Sinai, de Miami. Tras casi tres lustros como emigrante, admite que aunque ha disfrutado de la posibilidad de trabajar en laboratorios de ambiente óptimo en la Universidad de Harvard y de California, si tuviera que resumir en una palabra lo que ha perdido, diría: todo.Qué mayor pérdida que el verte forzado a emigrar del país que te vio nacer, donde sembraste tus sueños y anhelos, así como las esperanzas de una sociedad más justa, dice. Las vueltas del destino lo han llevado ahora, como investigador latinoamericano radicado en Estados Unidos, a vivir en un entorno marcado por las políticas anticientíficas de Donald Trump, que no deja de evocar similitudes con la experiencia del chavismo.--¿Cuál es su visión desde el exterior sobre el rumbo que ha tomado Venezuela? --Uno...

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