Neoyorkismos

Es justamente en el lenguaje en donde la neoyorkización de la ciudad vie ne a hacerse permanente.

La presencia anglosajona se manifiesta activamente en la lengua de la ciudad.

Sus habitantes sienten un orgullo por el conocimien to de la lengua extranjera y megalopolitana. La presencia real de lo norteamericano se hace constante y común. Los gustos se transforman y olvidan lo auténticamente originario. Los nombres de establecimientos comerciales o recreativos intentan parecerse a lo yanqui. El lenguaje de la publicidad y el comercio se neoyorkiza. Las tecnologías imponen su liderazgo y el pitiyanquismo vive en detrimento de lo hispánico.

Crecimiento y deterioro, la aceptación neológica se hará cotidiana. El lenguaje se adultera con la implantación de estructuras ajenas. Fenece lo genuino para privilegiar lo nuevo y a la moda. Modalidades y modismos, serán los neoyorkismos las creaciones más persistentes.

La ciudad de los techos rojos cede su espacio a una de bloques blocks atestados de apartamentos apartment, en donde cobran existencias voces como closet, hall, living, pantry y porche. Las comodidades habitacionales se extreman en confort supremo en espaciosos penthouse o en acogedores townhouse. Las pulperías y abastos se deponen ante los avasalladores y prácticos supermercados supermarket y automercados. La cotidianidad se define con voces del inglés: baby, baby doll, baby shower, block, boy, brake, brunch, bus, business, by, cash, clip, club, cocktail, cool, dear, fashion, full, feeling, friend, heavy, hey!, hi!, high, look, monkey, night club, okay, out, parking, self-service, set, show, sleeping bag, sponsor, standard, stand by, stop, strippers, strapless, surfer, switch, timer, too much, training, ups!, valet...

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