Padres de película

"Este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escúchenlo", retumbaba la voz de Dios en la película Jesús de Nazaret (1977) después de que Juan bautizó a Jesús en el Jordán. Quizás, sin saberlo, Franco Zeffirelli retrata en esta locución la actitud por antonomasia de un padre: confirmar a su hijo en el amor y en lo que está dispuesto a hacer. Otros cineastas han sabido reflejar esta actitud paterna. En El rey y yo (1956), el monarca de Siam contrata una profesora inglesa para que eduque científicamente a sus descendientes. Y no tarda en reprenderlos cuando dudan de la existencia de la nieve: "Si sólo creen lo que ven, ¿para qué tenemos escuela?". No es suave ni cariñoso, pero sabe exigir.

El padre que respalda a sus hijos les da un sentido de valía personal. Hay una escena de En busca de la felicidad (2006) que no tiene desperdicio: Chris Gardner (Will Smith) le dice a su niño de 5 años de edad que no podrá ser basquetbolista, pero enseguida se retracta y le ordena: "No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo.

Ni siquiera yo. Si quieres algo, ve tras ello. Punto".

Muy distinto es el papá de Hipo en Cómo entrenar a tu dragón (2010), que hasta le puso ese nombre vergonzoso porque el muchacho no era un gran vikingo. Nunca lo escuchaba, hasta que circunstancias extremas lo obligaron a cambiar de actitud. La cinta animada muestra cuán difícil es reconectarse con el diálogo cuando se ha llegado al límite de degradar al hijo, pero no es imposible y el cine también lo enseña.

En La novicia rebelde (1965), el capitán Von Trapp (Christopher Plummer) trataba a su prole como a una tropa, no había diálogo posible. La institutriz le exige que los escuche, porque ellos lo aman, pero le temen. "Demuéstreles su cariño", le dice. El hombre, terco, le da la espalda y al tiempo escucha las voces de los niños cantando. Se acerca adonde están y los chicos se callan, pero él se une al canto. La música rompe la barrera del miedo.

Consolidadores de enseñanza. Christopher Walken se luce con su papel en Mi novio atómico (1999), en el que da vida a un padre que modela totalmente la conducta de su hijo, Adam. A partir de la crisis de los misiles en Cuba, en 1962, él decide vivir encerrado en un búnker antiatómico junto con su familia. Se encarga de la educación formal del muchacho, a quien además le enseña idiomas, a bailar, a comportarse, es decir, lo instruye en todo lo que un hombre debe saber para ser exitoso en la vida. Veinte años después las mujeres...

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