Pedofilia: sexo y violencia.

AutorGrisolía González, Oly
CargoReport

Pedopholia: sex and violence

Introducción

El abuso sexual es un problema real que sólo ahora está saliendo a la luz pública. El abuso de menores no es nuevo en nuestra sociedad. Ha estado siempre allí y en forma muy activa. Las estadísticas son escasas, pero las cifras incomprensiblemente escondidas reflejan que es un comportamiento que se produce en una cantidad muy alta. Hay un círculo de silencio de los mismos padres, de los vecinos y de los niños, víctimas de esas agresiones por cuanto el dolor y la vergüenza que sienten no les permite hablar , además, al niño le cuesta revelar lo que le está pasando, sólo un niño sumamente maduro y con personalidad fuerte es capaz de hablar, de contar a sus padres o cuidadores de lo ocurrido, es que es difícil descubrirlo porque los abusos se confunden con juegos de seducción a más de las amenazas que siempre les profieren. El pederasta es un ser astuto y con un carisma suficiente para cautivar al niño. Él sabe con precisión cual será el niño a escoger para consumar sus bajos instintos.

Las parafilias presuponen la existencia de necesidades sexuales. Éstas se caracterizan por la obtención sexual mediante la exposición de los genitales a los demás en lugares públicos sin que el sujeto actuante pretenda realizar luego una actividad sexual. El elemento común en el pedófilo es el abuso sexual al niño. Al cual seduce y usa con distintos propósitos de satisfacción sexual.

De acuerdo con la etimología griega, la palabra "pederastía"--paiderastía, significa: amante físico de los niños. Indica el abuso deshonesto cometido contra un niño.

La severa moral antigua, salvo épocas disolutas, fue siempre implacable contra la pederastia. En Roma se aplicaba a los pederastas la pena de muerte, con la adicional combustión del cadáver. En el Fuero Juzgo, los pederastas, luego de castrados, eran entregados al obispo para que los encarcelara, y si el pederasta era casado, su mujer quedaba en plena libertad de contraer nuevamente matrimonio con quien quisiera y los bienes pasaban a sus hijos legítimos. El Fuero Real, a más de la mutilación, sentenciaba a que se les colgaran por las piernas hasta que murieran. En las Partidas, se condenaban también a muerte, pero sin ningún tormento previo. En la Nueva Recopilación se imponía la muerte por quema y la confiscación de los bienes. (Cabanellas, 1974: 262-263. Tomo III)

En el Derecho actual, y hasta hace muy poco, los actos de pederastia no estaban penados, salvo que constituyeran el delito de abuso deshonesto o el de escándalo público, por cuanto, sólo habría lugar al enjuiciamiento si es que mediaba acusación de la parte agraviada o de quien sus derechos representare. (Artículo 380 CP). Afortunadamente, hoy, es un delito de acción pública que puede ser denunciado tanto, por la misma víctima, como por sus parientes consanguíneos o afines, el representante del Ministerio Público y la Defensoría Nacional de Derechos de la Mujer o por cualquier organización no gubernamental destinada a la defensa de los bienes jurídicos protegidos por la Ley Contra la Violencia contra la Mujer y la Familia, y que hayan sido creados con anterioridad a la perpetración del hecho punible. (Artículo 31, Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia)

En la sociedad de hoy, uno de los problemas que se ha convertido en objeto de análisis para las autoridades es el comportamiento sexual de los seres humanos, deslindando lo normal de lo anormal de ese comportamiento.

Es costumbre estigmatizar cualquier actividad sexual que se desvía de un método específico, no obstante, en el devenir de la historia del ser humano, las prácticas sexuales y la ética concernientes a ellas han variado ampliamente en las diferentes culturas. Así, lo que es normal en una cultura puede aparecer anormal en otra, y no porque ese comportamiento raro signifique perversión es que simplemente está fuera de lo ordinario para una cultura determinada.

Entonces, vale la pena preguntar ¿cuál es la línea que separa el campo legal de lo ilegal?

Variados son los términos utilizados para describir el comportamiento sexual que difiere de lo normal y altera el orden legal establecido, tornándose estas conductas en objeto de estudio tanto del Derecho Penal como de la Criminología. Entre éstos comportamientos están " las desviaciones o parafilias" que se caracterizan por una desviación sexual ante objetos o situaciones que no forman parte de los patrones habituales de los demás y que puede interferir con la capacidad para una actividad sexual recíproca y afectiva.

Entre las desviaciones o parafilias hay muchas variaciones, entre éstas pueden mencionarse: el exhibicionismo, fetichismo, masoquismo sexual, sadismo sexual, voyeurismo, travestismo, proxenetismo, el frotteurismo, la pedofilia o pederastia.

Aquí, la referencia será, especialmente, sobre la pedofilia.

Fundamentalmente, la parafilia no es más que la necesidad de un individuo de fantasías sexuales intensas y recurrentes que suponen, de ordinario, objetos inanimados, o no humanos, sufrimientos, humillación propia o del compañero, niños o personas que no consienten el deseo de aquél. Teniendo en cuenta, además, que las imágenes o fantasías parafílicas son estímulo de excitación sexual aberrante para una persona.

LA PEDOFILIA La semiótica fundamental de esta perturbación se concreta en fantasías sexuales periódicas y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican la actividad sexual de niños. Por lo que esta perturbación se define como "la búsqueda del placer sexual, por medio de relaciones sexuales con niños". Los expertos en esta materia indican que para la calificación de pedofilia como trastorno sexual, es preciso que la conducta se prolongue durante cierto tiempo, al menos, seis meses, incluyendo fantasías, impulsos o comportamientos sexuales con niños prepúberes Este fenómeno suele ocurrir con personas que tienen a su cargo el cuidado de niños, por lo que cabría la posibilidad de asentir que el contacto permanente favorece la manifestación pedofílica. Este trastorno sexual se exterioriza de varias formas: si es en relación con la orientación, puede ser de tipo heterosexual, homosexual o ambas; y, en relación con el objeto, puede ser exclusivamente pedofílico o no. Las conductas del pedófilo van desde el simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto, generalmente, tiende a ganarse la confianza y el cariño del niño para luego efectuar su plan depravado. Es que, para lograr un desarrollo pleno de la mente es ineludible enfrentar y resolver las inquietudes que surgen de los descontentos propios que puede sufrir el ser humano en el transcurso de su vida. Pero los problemas surgen cuando no es posible zanjar esos desasosiegos conjuntamente con los padres, o con alguna otra persona capacitada para ayudar, ya que...

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