El año del pesimismo racional

Recientemente, alguien hizo el chiste de que lo mejor de 2011 era que probablemente 2012 sería peor. Del mismo modo, aunque ha habido mucha preocupación por el estancamiento político de Estados Unidos, podría haber ocurrido algo peor para este país y para el mundo: los republicanos podrían haber impuesto su programa de austeridad con redistribución para los ricos. Los recortes automáticos no ocurrirán hasta 2013, lo que significa que en 2012 la economía se salvará, pero por poco. Dos datos positivos más sobre 2011: Estados Unidos parece haber advertido por fin el abismo que separa a los ricos de los demás, al 1% de todos los demás, y los movimientos juveniles de protesta, desde la Primavera Árabe hasta los indignados españoles y los de Occupy Wall Street, han revelado con claridad que algo falla gravemente en el sistema capitalista. Es probable, sin embargo, que los problemas económicos y políticos que quedaron tan manifiestos en Estados Unidos y en Europa en 2011 Ây que hasta ahora se han abordado tan mal simple mente empeoren en 2012. Cualquier pronóstico para los próximos años depende, más de lo habitual, de la política; del desenlace de la paralización en Estados Unidos y de la capacidad de los dirigentes europeos para afrontar la crisis del euro. Los pronósticos económicos son bastante difíciles, pero, en cuanto a los pronósticos políticos, nuestras bolas de cristal resultan aún más nubladas. Dicho esto, esta es mi conjetura. Los dirigentes europeos proclaman una y otra vez su compromiso con la salvación del euro, pero los que podrían hacerlo han dicho repetidas veces que se han comprometido a no hacer precisamente lo que sería necesario. Han reconocido que la austeridad significará un crecimiento más lento Âde hecho, cada vez es más probable una recesión y que, sin expansión, los países con dificultades de la zona del euro no podrán gestionar sus deudas, pero no han hecho nada para promover el crecimiento. Se encuentran en una espiral de muerte. Lo único que salva el euro a corto plazo son las compras por parte del Banco Central Europeo de bonos soberanos, gracias a las cuales los tipos de interés no se han puesto por las nubes. Guste o no, el BCE está financiando en realidad los soberanos. Los dirigentes alemanes han fruncido el ceño al respecto y el BCE se ha sentido incómodo: ha limitado sus compras y ha dicho que quienes deben salvar el euro son los dirigentes políticos y no los banqueros centrales. Pero la respuesta política ha...

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