No estábamos predeterminados necesariamente a ser independientes

Una lectura sobre la profusa bibliografía y las conclusiones de los numerosos foros por la conmemoración de los bicentenarios de las independencias de las repúblicas que integran América Latina hace evidente que en la región ha cambiado la investigación académica sobre la historia, privilegiando el estudio del desarrollo de las mentalidades más que la narración de efemérides. Esa modificación hace más útil para el presente el estudio del pasado porque vincula las maneras de actuar atávicas con los sistemas de poder en las comunidades. Esa es la línea de pensamiento en la que se inserta el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana en Venezuela y el Centro de Estudios de Historia Política de la Universidad Adolfo Ibáñez, en Chile. Ambas instituciones, junto con la Academia Nacional de la Historia, presentaron el martes pasado el foro Reflexiones sobre la caída de una República, en el que participaron tres historiadores venezolanos Elías Pino Iturrieta, Guillermo Aveledo Coll y Edgardo Mondolfi Gudat, así como el director ejecutivo del centro chileno, Juan Luis Ossa. Este investigador está especializado en la historia política de su país y de América Latina, con énfasis en la emancipación y la construcción republicana de esa nación. Estuvo de visita en el país para familiarizarse con el proceso de la Independencia de Venezuela y con el desarrollo de los estudios de historia y la política en la Universidad Metropolitana. ¿Están los académicos contemporáneos más interesados en entender las diversas causas que configuraron un presente particular en cada una de las sociedad es latinoamericanas? ÂEsta es una de las grandes discusiones que estamos teniendo en el centro que dirijo, pero también en la academia chilena en general. No puedo hablar por las del resto de América Latina por que no las conozco. Los debates pretenden determinar qué papel juega la historia política hoy, después de unas décadas en las que supuestamente la historia política había sido recluida bajo otras formas de análisis. El estudio de la historia política de nuestros países fue relegado a un segundo o un tercer plano, pero no desapareció del todo. En Chile, los académicos más populares tienden a ser historiadores sociales. El esfuerzo nuevo que estamos haciendo en el centro no busca necesariamente hacerle competencia a ese tipo de investigaciones, pero sí queremos rescatar una manera de hacer historia que estaba más o menos relegada. Eso pasa por el...

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