La pregunta sobre el final del régimen

La inmensa mayoría de las preguntas sobre el estado de la política en Venezuela han sido aplastadas por los hechos. La ilegalidad acumulada, la ilegitimidad sin retorno, los miles de expedientes de violaciones de los derechos humanos, la devastación de las condiciones de vida de millones de familias, la destrucción de la industria petrolera, el desconocimiento programático de la Constitución y el marco legal, la vinculación abierta del poder con la delincuencia organizada dentro y fuera del territorio, han derivado en una conclusión: la dictadura debe acabarse de inmediato. El régimen de Maduro es inviable y no debe continuar destruyendo a una Venezuela ya destruida.Una pregunta se ha impuesto a todas las demás: ¿cómo se producirá el final del régimen? ¿Qué tendría que ocurrir para dar paso a una fase de transición, que instale las bases de un régimen democrático, de libertades y progreso económico? Ya nadie, ni siquiera los tibios que cierran los ojos y los oídos, guardan esperanza alguna en que Maduro y el grupo que lo rodea podrían cambiar de rumbo, tomar medidas para responder a la crisis humanitaria, permitir el libre ejercicio de la política y la disidencia, dar las garantías suficientes para el funcionamiento del Estado de Derecho. Una cuestión esencial pasa inadvertida: que en el PSUV, en el Gran Polo Patriótico, entre los altos cargos de ministerios y empresas del Estado, en los poderes públicos y entre ciudadanos que invirtieron sus ilusiones en las promesas de Chávez, predomina el mismo sentimiento: que el régimen se agotó. Que ha perdido apoyos sustantivos, que se encuentra sin recursos políticos y económicos para atender las necesidades del país hambriento, que la corrupción, la incompetencia y las guerras internas liquidaron al país. Repito: en el mundo que, en apariencia, mantiene su apoyo al poder, la mayoría cree que Maduro debe irse. La mayoría presiente que el final está cerca. Y, sobre todo, sienten miedo. Miedo porque observan de cerca el empecinamiento de un grupo que no tiene sino la represión para mantenerse en el poder. Miedo porque han sido testigos de la disposición de Maduro al uso de la violencia. Miedo porque no saben cómo será el desenlace. Miedo porque no se imaginan qué vendrá después de la caída del régimen.Lo he escrito en otras oportunidades y vuelvo a repetirlo aquí: este masivo sentimiento de rechazo, esta mezcla de hartazgo y humillación, esta sensación de que el régimen no debe continuar es también...

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