De presupuestos y autonomías

Si algo ha hecho especialmente difícil la solución del conflicto universitario es la diversidad de los enfoques: presupuestario, salarial, de instancias y competencias, ideológico o principista.Nadie pone en duda el peso de la educación superior en el presupuesto global del sector más de 40%; tampoco el enorme deterioro del salario de un profesor universitario apenas 40% del salario real de 2007 y uno de los más bajos de América Latina; ni la elevada proporción del presupuesto comprometido con la nómina y el peso creciente del renglón jubilados hasta dos terceras partes del total.Con toda razón, sin embargo, el reclamo insiste en otros aspectos: el desconocimiento de las autoridades universitarias y de las asociaciones de profesores como actores importantes en el diálogo, la desnaturalización de la relación de trabajo con la firma de un contrato colectivo en el que se erige un nuevo patrón, la pretensión de incorporar a una discusión presupuestaria definiciones y compromisos ideológicos que atentan contra la autonomía universitaria y la pluralidad de pensamiento. Plantear el reclamo sólo o especialmente en términos presupuestarios resulta, por lo mismo, equivocado, y hace juego a la estrategia oficial que, tras ese argumento, intenta pasar condicionamientos ideológicos.El acento en el presupuesto obliga a distinguir la autonomía académica y la financiera.Lograr el ideal de su confluencia haría suponer la voluntad del Estado de garantizarlas o la capacidad de la universidad para generar sus propios ingresos. Establecer los límites en esta discusión permitiría evitar la trampa de quien pudiera estar dispuesto a sacrificar la autonomía académica para garantizar la salud financiera o, la más grosera y evidente, de quien escondiera la intención de atentar contra la primera con el chantaje de asegurar la segunda.La autonomía financiera es, desde luego, una aspiración difícilmente sostenible para una universidad pública. De allí que más que pretender convertir a la universidad en una empresa rentable se trata de buscar estrategias para garantizar el autogobierno en lo académico y en lo administrativo. Más que de autonomía fi nanciera es preciso hablar, entonces, de sostenibilidad, de viabilidad...

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