Aún queda dinero para comprar los quereres

El peso argentino se hundió como plomo en el verano austral y estremeció las bolsas de las naciones que tienen fuertes inversiones en el país, la de Madrid por ejemplo, mientras la cocotte presidenta adelantaba su viaje a La Habana para participar en la cumbre de sus compinches de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que muy poco podían hacer por ella: faltaba el socio capitalista, el oligarca, el dueño de los reales, de villas y castillos, el mandamás después de Dios, dijo y se cansó de repetir el psicópata supremo, o gigante supremo, según prefiere Bigotón Pánfilo, que dicho sea de paso va por el mismo camino sin darse cuenta de que otro psicópata, el de los ojitos que le gustaban a Corazón de Mi Patria, se le atraviesa en el camino y declara por él para desconocer el derecho de manifestar: Vamos a actuar con mano firme contra los que cierran las vías.Algo, sin embargo, habrá lo grado sacar la muñeca brava a la que, como dice el tango, se le acaban los brillos y el rango, al menos con el Bigotón que aún no ha aprendido a decir ¡no! de una buena vez ¿cómo decirlo a una buena amiga del comandante eterno?, pero no tanto como hubiera sacado a Corazón de Mi Patria con todos los presentes en la reunión habanera jugó al imperio, durante catorce años empeñado en llevarle la contraria a Manolo Escobar y demostrar que sí hay en el mundo dinero para comprar los quereres.Entretanto, el hermano del chu lo mayor vividor, mantenido, y...

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