SEIS LECCIONES DE HANNAH ARENDT SOBRE LA RESPONSABILIDAD PUBLICA.

AutorVercellone, Adriana L.

HANNAH ARENDTS SIX LESSONS ON PUBLIC RESPONSIBILITY

"Si me niego a recordar, estoy realmente dispuesta a hacer cualquier cosa " (Responsabilidad y juicio, p. 110)

Introduccion

Un dato que suele destacarse en la obra de Hannah Arendt es la ruptura con la tradicion filosofica que sus ideas presentan. Esto queda particularmente en evidencia en sus escritos sobre los totalitarismos del siglo XX y el holocausto, en cuyo analisis el concepto de "responsabilidad" se resignifica en varios sentidos: como una apelacion a la accion necesaria para construir democracia; como una via de reproche hacia quienes no se rebelaron ante el regimen nazi; como una forma de repensar la complicidad de las sociedades con los crimenes de Estado. Arendt construye estas y otras ideas, derribando categorias morales y politicas hasta el momento poco discutidas.

Este articulo propone repasar los principales y originales aportes que su teoria realiza en torno al problema de la responsabilidad publica. El objetivo no es otro que mostrar el profundo quiebre que sus conclusiones han significado para categorias teoricas tan robustamente solventadas como las de "responsabilidad moral", "voluntad" e "intenciones".

En cuanto a su estructura, la primera parte del articulo recupera la importancia de repensar algunos fenomenos politicos aberrantes del siglo XX, explicando las razones que llevan a Arendt a proponer un giro en toda su lectura. La segunda parte reconstruye seis lecciones sobre la responsabilidad que evidencian su particular posicion sobre el tema. Cada una de ellas, discute y desenmascara la incapacidad de la tradicion moral y del sistema juridico vigente para juzgar la participacion de funcionarios y civiles en crimenes aberrantes como los causados por el nazismo.

Para el analisis se toman como referencia los libros Eichmann en Jerusalen. Un estudio sobre la banalidad del mal (2019 [1963]), Los origenes del totalitarismo (1999 [1951]) y Responsabilidad y juicio (2007)--que recolecta diferentes ensayos de Arendt sobre la responsabilidad--, ademas de numerosos escritos criticos y de revision a los que estos dieron lugar. La centralidad en estas obras se debe, no solo a su extendida repercusion, sino tambien al particular "enemigo" en torno al cual escribe: el mal radical.

  1. La tradicion y la reflexion filosofica

    Probablemente la distancia de los argumentos de Arendt con las categorias teoricas tradicionales se deba a su particular forma de hacer filosofia practica: centrada en reflexionar sobre las singularidades de los fenomenos politicos, mas que en la consideracion de reglas generales. Para ella, la dinamica politica revela especificidades y un grado de espontaneidad que invalidan, al menos a priori, cualquier intento por aplicar de manera automatica o analogica viejos paradigmas teoricos (1).

    En este intento por rechazar cualquier reduccionismo de los particulares a una ley general dada de antemano, sus analisis recurren al concepto de "juicio reflexionante" de Kant. A dicho criterio, la autora agrega que el juicio politico novedoso no puede rechazar el dialogo con los multiples puntos de vista existentes sobre un evento ni negar las consecuencias de dicho producto cultural (2). Asi, reflexiona sobre los fenomenos que le interesan con total desapego de concepciones filosoficas tradicionales, y la intuicion de que la actividad humana reflexiva es primordialmente liberadora, mas que un ejercicio de deduccion logico y reglado.

    Ademas de esta justificacion metodologica, existe una segunda razon que explica la particular metodologia de sus escritos. Esta se vincula con el evento politico que atraviesa al siglo XX y que la reflexion filosofica no puede eludir: los gobiernos totalitarios y, concretamente, los crimenes del nazismo. ?Que hace al holocausto judio un suceso tan disimil a otros genocidios del siglo XX? ?Que lo distingue, por ejemplo, de los crimenes del stalinismo o del regimen camboyano? No es ni la cantidad de muertes ni la sofisticada maquinaria ideada para ocultarlas, sino mas bien, su raiz: la falta de conviccion y banalidad con que se sostuvieron dichas atrocidades.

    Para Arendt, no existe categoria teorica que pueda explicar tal mal radical y, mucho menos, prevenirlo. Ni los preceptos clasicos de la moral ni las pautas religiosas cumplieron un papel conductor en la Alemania nazi: unos quedaron reducidos a meros "usos"--inocuos como guias para la accion humana--o, en el caso de la espiritualidad, al "mas privado de los asuntos privados" (3). Mucho menor poder de respuesta tuvo el derecho, cuyas normas no pudieron dar cuenta de los crimenes cometidos--ya que, claramente, no eran asesinatos comunes--, a la vez que no existian tribunales con competencia avalada para juzgarlos (4).

    Esta incapacidad para discutir o juzgar al nazismo emano del asombro ante el brote de semejante horror, y del derrumbamiento de la conciencia colectiva alemana. ?Como es posible que una comunidad acepte pasivamente la cremacion de cientos de miles cuando el viento llevaba hasta sus techos las cenizas que emanaban los hornos de los campos de concentracion? Y, sobre todo, ?como pudo esa maquinaria de exterminio funcionar con la anuencia de personas que se percibian comprometidas con valores humanos basicos? (5)

    Con estas inquietudes, Arendt llama la atencion sobre la facilidad con que el racismo y la muerte convivieron en Alemania durante poco mas de diez anos amparados por la legalidad y la moral colectiva para, luego, retirarse sin mayor causa que el haber perdido la guerra. En una comunidad culta y reflexiva, los imperativos morales mas fundamentales fueron gravemente vulnerados sin que se ofreciera mucha resistencia. Y, con la misma irreflexion, en el periodo postnazi dicho regimen se sustituyo por otro totalmente diferente, uno que se horrorizo ante la tortura y el exterminio multitudinario de personas (6). Asi, la filosofa sugiere que las categorias imperantes acerca de lo correcto e incorrecto, tan tradicional y robustamente asentadas en la comunidad, pudieron suplantarse temporalmente por otro conjunto de reglas que dictaminaba los mandatos del horror. Como si se tratase de un mero "cambio de opinion" y no de la disolucion de profundos valores humanos (7).

    Asi, el mal que desencadeno el nazismo "no necesitaba nutrirse de ninguna clase de ideologia" y "podia propagarse sin limites a traves de la Tierra" (8). Por ello, segun Arendt, su evaluacion requiere de alguna nueva y desatada reflexion.

  2. Primera leccion: el yo y el pensamiento como antecedentes de la responsabilidad

    Lo primero que llama la atencion en las conclusiones de Arendt es el papel que juegan las facultades humanas y el projimo en los juicios de responsabilidad. Tal es asi que, en principio, parece relegar los usuales criterios de voluntad e intenciones, concediendo un nuevo y particular rol a la reflexion humana.

    Al analizar la participacion de la sociedad alemana en el regimen nazi, Arendt destaca el papel menor que desempenaron la voluntad y las leyes morales como limites o guias de accion. Como sugirio antes, personas con una elevada formacion cultural y educativa, que argumentaban un alto apego a imperativos morales y legales, fueron capaces de cometer o avalar las peores atrocidades.

    Para explicar semejante situacion, la filosofa indaga en las razones y momentos concretos en los que las categorias tradicionales sobre la responsabilidad pudieron perder su capacidad de respuesta. En dicho analisis destacan tres momentos.

    El primero, distingue la concepcion socratica sobre el bien de su acepcion religiosa que se ha impuesto en la filosofia desde el medioevo. Arendt entiende que, segun Socrates, los criterios de la bondad son unicamente el "yo y el trato de mi conmigo mismo" (9). La exaltacion del conocimiento y la virtud llevan al filosofo griego a asumir que solo mediante un ejercicio de autorreflexion puede alguien conocer la verdad y, con ello, aquello que es bueno. Para Arendt, esto no es otra cosa que un estricto apego al principio de no contradiccion y la necesidad de permanecer como agentes no divididos--es decir, ser uno--, ya que solo alli es posible la convivencia con otros. Asi, expresa que ".la razon por la cual no deberias matar, incluso en condiciones en las que nadie te veria, es que no puedes querer bajo ningun concepto vivir junto a un asesino" (10).

    Esto contrasta con la idea catolica sobre el bien, vinculada a las consecuencias de los actos en general y, con ello, al projimo. Arendt acusa un "total desprecio del yo" en las ensenanzas religiosas, lo cual queda en evidencia, por ejemplo, en la identificacion catolica de la "maldad" con el "egoismo", o en la reiterada apelacion a hacer el bien sin testigos ni la expectativa de recompensa. No es casual la cita a Mateo al respecto: "Cuando hagas, pues, limosna, no vayas tocando la trompeta delante de ti" (11), referencia que busca mostrar como el criterio ultimo de bondad de las conductas se ha convertido, desde el medioevo, en el projimo y su mirada. En dicho contexto aparece tambien la necesidad de apelar a la ley, en tanto antecedente objetivo que sirve para distinguir lo correcto de lo incorrecto, relegando a un lugar menor la reflexion socratica.

    El segundo punto se concentra en el concepto de "voluntad". El analisis repasa, desde la filosofia griega en adelante, el modo en que dicha nocion ha ido estableciendo conexiones con otras facultades humanas para, finalmente, converger en la actual interpretacion de la voluntad como unica fuente de la accion humana y la responsabilidad. Asi enuncia una primera idea sobre la voluntad, identificada con la posibilidad de limitar los deseos. Esta "voluntad como impulso" presupone una naturaleza humana dual: la una carnal, que ambiciona, y la otra racional, que razona y controla. La elucidacion entre estas facultades redundo en un segundo sentido acerca de la voluntad descrita como "arbitro". Segun ella, la posibilidad de juzgar entre pretensiones...

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