Solo a 32% de 50.000 presos llega el nuevo régimen penitenciario

Una de las puntas de lanza de la ministra Iris Varela al asumir el cargo fue la incor poración de todas las cárceles al nuevo régimen penitenciario, que consiste en la aplicación de disciplina militar y programas de formación que a su juicio conducían a la transformación del hombre nuevo.La medida ha sido aplicada a 94% de la población reclusa y ha propiciado la pacificación en los centros penitenciarios, dijo la titular del Ministerio de Asuntos Penitenciarios con motivo del quinto aniversario de ese despacho el 26 julio.Sin embargo, ese régimen disciplinario solo ha cubierto a una población de 16.000 reclusos de los 50.000 que están en los 36 centros carcelarios del país. Hay 34.000 internos distribuidos en 22 cárceles que no han sido incorporados a este sistema y que siguen bajo el dominio de los pranes, señaló Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones.Agregó: La puesta en mar cha de un régimen militar no garantiza la armonía en los centros de reclusión; además de que es una medida inconstitucional, pues a los presos no deben obligarlos a levantarse a las 4:00 am a hacer una formación, cantar el himno nacional y realizar ejercicios como si se tratara de un cuartel. Por el contrario, los reos deben incorporarse a programas educativos y socioculturales que promuevan su reinserción, una vez que cumplan su pena.En las 14 cárceles donde se ha puesto en práctica el régimen, 15% de los presos no han querido incorporarse porque consideran que ese sistema vulnera los derechos humanos y no resuelve los problemas de retardo procesal, hacinamiento y corrupción.Prado destacó que la negati va de esos reos a hacer prácticas de orden cerrado y a uniformarse les ha resultado caro porque son castigados: Los trasladan a centros apartados, no les otorgan beneficios y son torturados.Es el caso de Danilo Duar te nombre ficticio para proteger su identidad, que estuvo recluido año y medio en el Internado Judicial Rodeo III por el delito de robo. No quise incorporarme a la formación militar y eso me costó varias pelas de la Guardia Nacional. Me pateaban y me escupían; y no conforme con ello me trasladaron al Centro Penitenciario de los Llanos en Guanare, donde mi esposa no puede visitarme con frecuencia por la distancia y la falta de dinero para costear los traslados. La veo cada cuatro meses y eso ha sido muy difícil para mí. Este centro tampoco es bendito, también se han formado motines por los retardos procesales.Centros en conflicto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR