La sonrisa de Atenea

De apariencia natural, no forzada, casi humilde. Atenas es gris, pero también blanca y azul, como los colores de la bandera griega. Alegra el alma su luz, el milagro de la inmensidad de su cielo, misterioso durante las noches sin luna. Es de esas ciudades solo aptas para viajeros sencillos, capaces de volar física y espiritualmente, conocedores de la fórmula de la imaginación desbordante. Bajo estas premisas, el ruido, la contaminación y el desorden propios de una capital con 4 millones de habitantes pasan a un segundo plano. Solamente así, se puede llegar a sentir el deseo de quitarse la ropa, saltar al vacío y sumergirse, sin reloj, en ese azul eterno y etéreo. Ya lo dijo Don Quijote: Nunca es tiempo mal gastado el que se emplea en vagar por el mundo.Nada más llegar, la Acrópolis ejerce de anfitriona. Para conocer la ciudad hay que subir la empinada cuesta hasta la cima de esta colina. Este reto, necesario en el viaje, equivale a trepar los peldaños que conducen al espíritu del mundo griego. A toda hora y durante todos los meses del año, los templos de la Acrópolis acogen mareas incansables de turistas que hacen fotografías sin descanso. El Partenón es quien acumula más flashes.Orgullo nacional. Ocho co lumnas decoran los frontales del templo y 17 sus flancos laterales. De estilo dórico, cada una mide 11 metros de alto y 2 de diámetro. El símbolo de Atenas, que mandó a levantar Pericles, rinde honor a Palas Atenea, diosa de la sabiduría y protectora de la ciudad, cuenta Katia, guía de los recorridos que organiza Go Tours gotours.com.gr.La solidez de los Propileos, la belleza sutil de las cariátides del Erecteión o la delicadeza del Templo de Atenea Niké...El Partenón vence sobre todo y sobre todos. Tan soberbio es su empaque y abrumadora su hermosura, que parece solitario, relata el escritor Javier Reverte en su libro de viajes Corazón de Ulises.En la pendiente sur de la roca sagrada se alzan el Teatro de Dionisio y el Odeón de Herodes Ático. Este último, con perfecta acústica, tiene capacidad para 5.000 espectadores. En el pasado acogió a leyendas de la ópera como Callas o Pavarotti y cada año se convierte en el escenario del popular Festival de Verano de Atenas hellenicfestival.gr.También, a los pies del máximo emblema ateniense, pero esta vez en su cara noroeste, nace el antiguo Ágora. Si en la Grecia clásica la Acrópolis era el centro religioso, el Ágora era el eje comercial, cultural y social, lugar de encuentro y diálogo entre...

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