A tiros terminaron con la masiva votación en Catia

F ue un ataque. No hay otro término. Ni situación irregular, ni hecho violento. Grupos arma dos dispararon contra la multitud concentrada frente a la iglesia El Carmen, en la avenida Sucre, de Catia, donde esperaban votar en la consulta popular de ayer convocada por la MUD y la Asamblea Nacional.En el suceso falleció una mujer y resultaron heridas tres personas más.Desde temprano el entusias mo era inocultable. No solo por el hecho de participar, sino por hacerlo en un lugar que lucía sagrado para el chavismo: Catia, ese último reducto del oficialismo en el oeste de la ciudad del que han hecho tanto temer, pero en el que hay tanto descontento, que desde los resultados de las elecciones de 2015 se viene notando.En la pared frente a la que los voluntarios recibían a las personas había pintas en las que un hombre armado apuntaba al vacío. Las imágenes venían acompañadas: Los colectivos toman Caracas en defensa de la revolución.Hasta ese momento todo era triunfo frente a la intolerancia.Esos dibujos no eran más que retazos de un pasado para los que ahí estaban, pero a menos de 100 metros, en las cercanías del Parque del Oeste, centenares de personas, la mayoría vestidos de rojo, hacían un simulacro de la constituyente.Esa era la única tensión hasta el momento.Quienes habían votado y acompañaban a los demás en el punto soberano empezaron a trancar el paso de los seguidores del gobierno. No iban a permitir que los amedrentaran. Gritos de un lado a otro.La policía se colocó en el medio, como dispuestos a evitar un enfrentamiento, pero no.Cada cierto tiempo daban un paso al frente, arrinconando a la gente que participaba en la consulta en rechazo a Nicolás Maduro.Los de rojo empezaron a can tar el himno nacional; del otro lado pedían que se fueran. Entonces, en un camión de sonido del acto del gobierno le dieron play a esa canción de los españoles de Ska-P que dice Adelante, comandante y los entusiastas saltaron de alegría.Mientras, por la retaguardia de quienes votaban en la consulta popular llegaron motorizados. Llegaron por detrás, desde Los Magallanes de Catia.Y de repente se escucharon los disparos. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y se pierde la cuenta cuando toca correr. Un grupo minúsculo se resguardó detrás de un kiosco, mientras otros buscaron refugio en la iglesia.Los policías ni se movieron. El coro pegajoso de la campaña de Chávez siguió sonando.Adentro de la iglesia los miembros de mesa aseguraron que los votos estaban a salvo, que...

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