La vara mágica

Rodolfo Izaguirre publicó en El Nacional, hace dos domingos, un ameno y oportuno artículo titulado El intérprete ruso. En él se refiere a la burocracia de los países socialistas y a una peripecia suya en Rusia por causa de la misma. El artículo me recordó una experiencia vivida en La Habana, a finales de los años ochenta, la cual confirma el mensaje de Izaguirre.Debía viajar a Cuba en visita oficial en mi para entonces condición de presidente del Instituto de Comercio Exterior. El gobierno cubano había solicitado, y habíamos accedido, ampliarle la línea de crédito preferencial para estimular el intercambio comercial entre los dos países. Antes de viajar almorcé unas dos veces con el encargado de negocios de la nación antillana con el objeto de preparar la agenda. Le dije que desearía reunirme, si era posible, con Regino Boti.Regino Boti era un buen amigo de mi padre. Habían sido compañeros de trabajo en la Cepal en los años cincuenta, ambos exilados.Esperaban el derrocamiento de las respectivas dictaduras militares de Cuba y Venezuela. Como en nuestro país parecía no pasar nada y en Cuba se empezaba a tejer el aura de la lucha guerrillera, discutían el problema. Diferían en cuanto a si la insurrección armada o la resistencia civil eran los caminos más eficaces para derrocar la dictadura y establecer un gobierno progresista. Regino terminaba su discurso diciendo: ¡Viva el comandante Castro! ¡No coma mierda!. El 23 de enero de 1958, un año antes de que cayera Batista, huyó el dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez y comenzó la democracia. Al día siguiente lo primero que hizo mi padre, quien estaba destacado en Río de Janeiro, fue enviarle un cable a Regino Boti con el texto: ¡Viva el comandante pueblo! ¡No coma mierda!.Después del derrocamiento de Batista, Regino Boti fue el primer ministro de economía de la revolución, entre otras razones porque había preparado, junto con Felipe Pazos, el programa económico del Movimiento 26 de Julio. Poco tiempo después fue sustituido en el ministerio y relegado a posiciones cada vez de menor importancia política. Pero permaneció en Cuba y no fue perseguido.En el segundo almuerzo, el en cargado de negocios cubano me aseguró que no había ningún problema para la entrevista con Boti y que la prepararían para efectuarla durante algún intervalo de la agenda oficial.Durante la semana que pasé en La Habana pregunté varias veces cuándo vería a...

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