La otra Venezuela

Algunos creen que los venezolanos en España están comiendo castañuelas, la jerga utilizada por el timonel de colectivos era una transposición de palabras; realmente lo que intentó describir es lo que en nuestra tierra comunicamos cuando decimos que alguien se come un cable.Comerse una castañuela ha ce honor a una nueva expre sión castiza; describe con exactitud la situación de jubilados, pensionados, estudiantes, empleados del consulado, embajada y miles de despedidos sin prestaciones sociales, vilmente despojados por el gobierno ladino que se olvida de sus ciudadanos ejecutando marrullerías para quedarse con las divisas extranjeras que produce la venta de nuestra savia. Esos compatriotas sufren en silencio y con dignidad el castigo inicuo.Comentaban unas señoras en el Metro de Madrid cuán complacidas están con la mudanza de algunos jóvenes venezolanos a su edificio, su amabilidad y buena educación contrasta con los locales; que se podría pensar en venezolanizar a los oriundos en muchas formas de ser y comportarse; que aquí han olvidado de ayudarles con sus paquetes, abrirles las puertas, dar paso o asientos prioritarios, es decir, exhibir caballerosidad, buenos modales, según Carreño el bueno.Este diálogo me llenó de orgullo al mismo tiempo que de tris teza, evidenciaba la pérdida de los nuestros que emigran.Los come-castañuelas en Ma drid no se olvidan de sus compatriotas, quienes con esfuerzo y trabajo de voluntariado han podido ocuparse de asistir y ayudar a familias que han visto en su nueva residencia carencias no previstas...

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