La vida de nosotros

Antes de que el director Florian Henckel von Donnersmarck nos asombrara y es tremeciera con La vida de los otros Das Leben der Anderen, Alemania, 2006, y comenzáramos a cobrar conciencia de que el espionaje nada tiene que ver con el romántico mundo de aventuras que Hollywood y las novelas de intriga, inspirados en la Guerra Fría, crearon para solaz de los aficionados al género, un cineasta cubano, Eduardo del Llano, retrataba, en clave satírica, la omnipresencia de los servicios secretos en la vida cotidiana de los isleños que se apañan para sobrevivir bajo la asfixiante dictadura de los hermanos Castro.El sórdido proceder del capi tán de la Stasi Ministerio para la Seguridad del Estado de la extinta RDA encargado de escudriñar la conducta de un dramaturgo cuya novia está en la mira del ministro de cultura contrasta con la desfachatez de los dos pícaros agentes de inteligencia que invaden la intimidad de Nicanor O’Donnell, el personaje central de Moun te Rouge, cortometraje que, en 2005, causó furor en la isla y, por supuesto, en Miami y Caracas. Ambos casos tienen, sin embargo, un vértice de convergencia, pues el G2 cubano fue asesorado por la Stasi y, también como ésta, por la tenebrosa KGB de la desaparecida Unión Soviética.La intervención de teléfonos, las grabaciones ilegales de audio y video, la implantación de artilugios para el registro de conversaciones y su posterior manipulación y edición como instrumentos de chantaje y propaganda, el acoso y persecución a periodistas y dirigentes de oposición, en fin, los métodos y procedimientos utilizados por los fisgones antillanos que son ya de uso frecuente en Venezuela revelan que el gobierno de Maduro, como antes lo hizo el de Chávez, ha puesto bajo el mando de los cubanos la gestión de los organismos de inteligencia encargados de la seguridad nacional.Seguridad Nacional se lla maba, por cierto, la temible policía política de Pérez Jiménez y de ella los servicios secretos venezolanos, antes y después de Chávez, adoptaron la tortura como sistema de investigación, porque seguimos siendo un país tercermundista donde los derechos humanos son para la retórica discursiva de quienes no diferencian entre la Constitución y el papel tualé. Pero, también somos, o creíamos ser, un país rico; por ello nos podemos dar el lujo de comprar sofisticados equipos de apoyo a operaciones de inteligencia equiparables a las que conduce Ethan Hunt en Misión imposible, tal como lo quería Chávez cuando contrató con...

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