¿Realidad o utopía?

La promesa de construir una sociedad basada en energía verde es seductora. Después de todo ¿quién no se sentiría cautivado ante la idea de que todos podamos tener puestos de trabajo que mejoren el ambiente, en lugar de deteriorarlo? El planteamiento de cambiarnos al consumo de energía verde que generaría muchos empleos verdes, constituye una invitación tentadora, en especial en una economía abatida como la experimentada a partir de 2008. La propuesta de muchos grupos ambientalistas postula que se reduciría el alto desempleo experimentado en años recientes, utilizaríamos electricidad limpia proveniente de turbinas de viento y paneles solares, y los hogares, las oficinas y los edificios públicos se mantendrían frescos en el verano y cálidos en el invierno sin el desagrado de altos pagos por consumo energético. Además, se cultivarían alimentos saludables y deliciosos libres de toxinas en la vecindad. Los proponentes afirman que estos beneficios están al alcance de la mano, se pueden materializar con facilidad y lo único que se requiere es tomar prestados cientos de miles de millones de dólares del futuro de nuestros hijos y las futuras generaciones, para subsidiar con sabiduría durante décadas los desarrollos verdes, y así lograr que dentro de 50 o 60 años se pueda saldar la deuda y exista un mundo mejor. Tales apuestas pueden sonar interesantes y tal vez la idea pueda parecerle buena a mucha gente, como también pareció buena idea la de los sofisticados préstamos hipotecarios empaquetados en títulos-valores que condujeron al colapso del mercado sub-prime, causante de la inmensa crisis global cuyos efectos todavía se sienten en la economía mundial. Si en efecto hay corporaciones y personas interesadas en invertir mucho dinero en energías alternativas y en negociar subsidios a tales efectos, o en aislamiento para hogares y otras cosas de ese tipo, mere cen respeto y nuestros mejores deseos porque sus inversiones les den buen rendimiento. Pero los proponentes de la energía verde pretenden forzar a las empresas...

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