Zoo de cuartel y palacio

De la especie primate, los más pobres son monitos tití, libres en la selva, sin padre conocido. Se los atrapa, domestica y exhibe para distraer al público que incluso hasta los alimenta sin temor alguno entre rejas porque lucen humanoides en jaulas ambulantes, pero son micos explotados que sueltan otra vez al pavimento en situaciones límite para su uso como carne de cañón.Los encargados de esa prisión bestial con nombre de cacique, bordeada por afilados muros y abierta para desfiles de circo, son torpes animales bípedos, uno grandote funge de jefe, sobrevive en la mansión anexa, se tambalea y atonta más al recibir las continuas órdenes contradictorias que le envían otros simios y sus cortejos, todos peleando a dentelladas entre sí por la jefatura total.Pero la que finalmente dispo ne los piaches para cada ocasión es la tribu de viejos chimpancés diestros en domesticar con crueldad por su larguísima experiencia zoológica en la Caribes Con Island. A veces se apersona uno de ellos, ágil orangután, solo en alarma, de noche o madrugada y por horas, para dictar las normas sobrevenidas.Es el caos organizado bajo es tricto control para provocar afuera una cólera que se aplas ta a sangre y fuego. Pero las fierecillas esclavas ahora están inquietas porque sufren ración de alimentos, les molesta la metálica pelambre que los recubre, comprueban que sus garras ya no sirven, sus puñales no cortan, sus zarpazos obligatorios fallan porque sienten el rechazo de sus víctimas a quienes deben gasear, golpear, torturar y matar en plena lucha por la...

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