Borrell y Zapatero en contra de las sanciones

Josep Borrell, actual ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, y el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, coinciden. Más allá de las discrepancias que pudiesen tener sobre otros temas, ambos se oponen a que continúen y aumenten las sanciones en contra de los jefes civiles y militares del régimen encabezado por Nicolás Maduro. Huelga decirlo: coinciden también con Podemos.Pronto hay que recordar aquí lo que es evidente para los demócratas del planeta: se oponen a que los responsables del programa sistemático de violaciones de los derechos humanos, a que sujetos señalados por delitos de lesa humanidad, a que quienes han dado órdenes cuyo resultado ha sido el asesinato de centenares de personas que protestaban en las calles y que dirigen una maquinaria de tortura a los presos políticos, sean sancionados. En pocas palabras: se oponen a que procedimientos internacionales de justicia les sean aplicados. Sostienen que las medidas que han venido tomando gobiernos de distintas partes del mundo no han cambiado el estado de cosas en Venezuela. Hay que advertir: se trata de un argumento que endulza a los jefes de las bandas que asolan a Venezuela, cuyo sueño común se ha reducido a mantener el territorio venezolano como una guarida, para uso propio y de delincuentes de otros países. Aprovecharé este artículo para adelantar una denuncia asociada a lo anterior: hay personeros del gobierno que han vislumbrado un nuevo negocio, consistente en otorgar refugio y protección a corruptos perseguidos en otros países, dispuestos a desembolsar parte de lo robado y pagarlo a sus gestores.Es falso que las sanciones no tienen consecuencias: ellas reducen la capacidad de acción –de viajar, de hacer negocios, de movilizar los dólares saqueados, de mantener propiedades fuera de las fronteras de Venezuela– de los delincuentes. Otro resultado: las sanciones inhiben a negociantes inescrupulosos a transar o a realizar acuerdos. Más: las sanciones no se circunscriben a lo legal y financiero. Se proyectan hacia lo político, hacia la opinión pública dentro y fuera de Venezuela, hacen patente el creciente rechazo a la dictadura de Maduro. Además, y esto es clave, actúan, como ya ha ocurrido, como un poderoso factor de estímulo para que civiles y militares que todavía no han sido sancionados abandonen al régimen y se incorporen a la oposición en crecimiento. Las sanciones ponen en evidencia que se trata de un gobierno, en lo esencial...

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