La China prometida

En Venezuela, desde la época de Job Pim 18891942 para acá, siempre ha habido sopotocien tos diecisiete chinos, la diferencia está en que en ese momento histórico eran sólo varones. Hoy, seguro que hay de ambos sexos y siguen siendo, como siempre, sopotocientos diecisiete, ni más, ni menos. La referencia, simplemente, refuerza la creencia popular de que los chinos son incontables, aquí y allá. No se trata de ningún prejuicio y me apresuro a decirlo, pues siempre hay quien descubre a un racista en un simple comentario. De hecho, el mismo Job Pim en otros versos incita a los legisladores a hacer una ley que a respetar impela los derechos del chino en Venezuela.El hecho es que en los tiempos posteriores a la muerte de Gómez y hasta hace relativamente pocos años, no sabemos si la no utilización de la a para definir a la mujer china fue la causante de esa apreciación recogida por el humorista o realmente sólo estaban registrados chinos con o porque eran sólo varones.A mí me basta con saber lo que todo el mundo sabe, que China es un país inmenso, que está lejísimo, superpoblado y allí no cabe un alma más. Que en algunas partes son pobrísimos y en otras riquísimos. Que no se les entiende lo que hablan pero se hacen entender co mo sea. Que son muy trabajadores y ahorrativos. Que se levantan de la nada. Que antes eran familias inmensas y ahora tienen poquitos hijos. Que les encantan los negocios, el comercio y los fuegos artificiales. Que montan bodegas y casas de abastos en todas partes y luego les ponen un restaurante al lado. Que son vivísimos y...

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