Después de todo: Yordano está alegre y quiere gritarlo al mundo con música

I Vayan a vivir"Le he visto la cara a la muerte varias veces y al diablo también", dice Giordano Di Marzo Migani, 68 años de edad y sobreviviente de cáncer. Tanto él como su esposa, Yuri Bastidas, prefieren no recordar ese momento en el que aparecieron aquellos raros hematomas, los primeros síntomas de un diagnóstico que en 2014 les cambió la vida para siempre: síndrome mielodisplásico, una enfermedad en la que la célula madre de la médula ósea produce células anómalas incapaces de realizar sus funciones habituales. Yordano tenía cáncer.Los primeros ciclos de quimioterapia tuvieron lugar en Caracas. Fueron muchas las muestras de solidaridad de los venezolanos: aportaron ampollas para las dosis de quimio, le hicieron llegar estampitas de santos y vírgenes, rezaron, llenaron los conciertos que se ofrecieron para recaudar fondos, le escribieron correos dándole mucho ánimo, lloraron y vivieron con él toda su enfermedad. Le mostraron tanto amor que, como dijo una vez Yordano, no sabía qué hacer con él. "No sé si me lo merecía", recuerda hoy.La escasez de medicinas, un problema que comenzaba a agudizarse en Venezuela y que desde entonces se ha agravado aún más, llevó a Yordano a Bogotá, donde continuó con el tratamiento. Allí se mantuvo hasta que un día su buen amigo César Miguel Rondón soltó un nombre: Sergio Giralt, oncólogo venezolano graduado en la Universidad Central de Venezuela, jefe de la unidad de trasplante del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, en Nueva York, especializado en trasplante de médula ósea. Además, su cuñado.El 23 de enero de 2015 Yordano se sometió a un trasplante de médula. Se había mudado a Nueva York, esa ciudad en la que siempre había deseado vivir con su esposa. Por un tiempo y en otra circunstancia. Pasó 47 días en el hospital y otros 6 meses aislado en el apartamento que habían alquilado, viendo la ciudad que tanto le gusta desde la ventana. Salía solo para consultas médicas.De cuarentenas Yordano sabe. Y mucho.El lunes 14 de enero de 2020, fría mañana en Nueva York, Yordano acudía a una consulta más en el consultorio del doctor Giralt, que se ha convertido en amigo y consejero. "Vayan a vivir", les dijo. Del cáncer ya se podía hablar en pasado. Yordano está en remisión.En medio de lágrimas de emoción y mucho susto, por la mente de Yuri Bastidas aparecieron las imágenes de aquellos largos días en los que Yordano estuvo en coma y en los que ella se preparaba para su muerte. Recordó las recaídas, la fractura del fémur que lo llevó de nuevo al quirófano, aquel cuadro complicado de neumonía luego de la última visita a Caracas en 2016, los intensos dolores, las innumerables infecciones, los 30 kilos menos, el desarrollo de una prediabetes, la cantidad de masa muscular perdida, la depresión, el llanto, la tristeza."Sentí mucho miedo porque no sabes cómo enfrentar ese futuro", dice Bastidas, quien se convirtió en amiga, madre, en la compañera de Yordano en esta larga batalla. "Él no es tu hijo, es tu marido, tu hombre, míralo de esa manera", le recuerda siempre su psiquiatra. "Pero yo lo vi tan mal tantas veces, por tan largos períodos, que verlo florecer ha sido maravilloso. Siento que soy su protectora. Yo también desarrollé una enfermedad".Habla de la relación de dependencia que ambos han establecido, de esa telaraña que construyeron y en la que se envolvieron. Un universo en el que solo cabían los dos. "Y estamos trabajando para que ahora sea distinto. Porque es sano y también nos merecemos cada uno nuestros espacios y tener cada uno nuestras responsabilidades".Hoy Yordano es consciente de aquellos días que vivió su esposa cuando él estaba "al borde". "El que está a tu lado es el que la pasa peor, porque tú estás en un viaje en el que no sientes nada, no recuerdas nada. Yuri vivió días ahogada. Sin poder hacer más nada. Solo esperar. Con mucha impotencia y miedo".Lo sabe hoy Yordano porque tres de sus mejores amigos de infancia, con los que se reunió en Madrid a principios de marzo antes de regresar a Nueva York luego de su exitosa gira por Europa, se contagiaron con covid-19. Uno de ellos pasó una larga temporada en terapia intensiva en Caracas, a su regreso de España. "Es terrible esa espera en la que piensas que puede pasar lo peor", dice el músico.Pero igual sintió mucho miedo por él. "Creo que si me contagiaba con el coronavirus no lo contaba. Me despedía a la llanera", dice el cantante cuyo sistema inmunológico está todavía comprometido. Tuvo gripe, congestión nasal, pero...

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