La deuda de Guantánamo

Simulación de ahogamien-to, privación de sueño, golpizas, posiciones cor porales forzadas, luz artificial permanente u oscuridad absoluta en bajísimas temperaturas. Dentro de la base naval de la bahía de Guantánamo, esas no son técnicas de tortura sino herramientas para conseguir información, el principal objetivo de la prisión para terroristas que instaló el gobierno de George W. Bush el 11 de enero de 2002. Aunque inicialmente la Casa Blanca argumentó que la cárcel estaba destinada a sancionar a los autores materiales e intelectuales de actividades terroristas, el tiempo ha demostrado que Guantánamo es una negación de la ley y la justicia. Definir a los reos de la Guan tánamo como combatientes ilegales enemigos fue la fórmula que los arquitectos legales de la guerra contra el terrorismo encontraron para burlar las obligaciones establecidas por la Convención de Ginebra para los prisioneros de guerra, que condena los tratos crueles, inhumanos y degradantes. Confinarlos en una base localizada en Cuba eximió al régimen de Bush de respetar los derechos de los cautivos, estipulados en la Constitución estadounidense. Cables divulgados por Wiki leaks refieren que los reclusos de Guantánamo son clasificados según tres niveles de riesgo: el más alto implica que la persona probablemente supone una amenaza para Estados Unidos, sus intereses y aliados; el medio indica que quizás lo suponga; y el bajo corresponde a aquellos casos en los que se considera improbable que el individuo atente contra la seguridad estadounidense. Las fichas militares develadas resumen en cifras las violaciones sistemáticas de los derechos humanos sufridas por 759 de los 779 presos que han pasado por Guantánamo. Apenas 7 han sido juzgados y condenados hasta el momento: 6 en las comisiones militares de la base y 1 en un tribunal ci vil de Nueva York. Los propios agentes de seguridad de la prisión determinaron que 83 reos no suponían riesgo para la seguridad estadounidense, y en el caso de otros 77 parece improbable que se conviertan en tales. 274 cautivos más quizás podrían entrañar un peligro. Los...

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