Dictadura socialista, diáspora y emprendimiento

El legado del socialismo del siglo XXI en Venezuela se diferencia muy poco de las te rribles secuelas que ha generado el modelo socialista allí donde se ha implantado. Sus defectos forman parte de las especificaciones y atributos que lo definen, y su tendencia es a empeorar cuando se aplica. Invariablemente produce: regímenes totalitarios, escasez de alimentos, medicinas e insumos en general, y por ello detenta la tarjeta de racionamiento, desaparece la libertad y se instala el imperio de la muerte y, no faltaba más, causa un gran éxodo.Una particularidad del socia lismo es la diáspora que produce, que nos permite formular la siguiente ley: cuanto más profundo es el socialismo, mayor será el volumen de la diáspora. Huyen para protegerse a sí mismos, y para apoyar a familiares y amigos desde el lugar que han escogido como segunda patria.Esta última se lleva a cabo en condiciones aciagas, propias de toda dictadura. Los países socialistas, sin excepción, establecieron muros físicos o, los peores, las restricciones que crean las leyes, normas y procedimientos inescrupulosos, que establecen el encarcelamiento, la tortura y la muerte a quien osare huir de esa asfixiante barbarie.Esos insoportables obstáculos han resultado incapaces de frenar las ansias de libertad y de lograr una mayor calidad de vida de quienes en Venezuela están asediados por la hiperinflación, la escasez, la inseguridad y por los pranes de la política.El mundo asiste perplejo al veloz incremento en el número de solicitudes de refugio y asilo realizado por los ciudadanos venezolanos, que se calcula en varias decenas de miles, al rápido crecimiento del número de venezolanos que se encuentra en condición irregular en los países de acogida y al súbito aumento de la diáspora que hoy ronda los dos millones y medio de venezolanos. Es lo que ayer hacían los ciudadanos del bloque soviético o la estampida de ciudadanos cubanos que huían burlando el cerco de una vigilancia asfixiante.Huían de una realidad que no podía esconder su propaganda, hecha con el doble lenguaje orwelliano, en la que invertían más de 36 horas al día. No tienen reparo en denominar la tarjeta de racionamiento tarjeta de la patria y sin rubor alguno decir que hay patria, cuando no hay medicinas ni alimentos y los salarios no alcanzan para cubrir ni una porción del costo de la cesta básica, lo que ya está causando muertes y una severa desnutrición que pone en riesgo el futuro de muchos venezolanos.Ese modelo deteriora...

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