El Hatillo fue una fiesta de color

Anoche, la luz de los cuadros de Armando Reverón se sirvió en forma de fosforera, los drippings de Jackson Pollock tomaron la figura de un roll y el espíritu del Renacimiento quedó encerrado en una pizza. El menú especial que ofrecieron los restaurantes que participaron en la tercera edición de Hatillarte sirve de parangón para medir al festival: un gran buffet en el que era posible tomar una probadita de casi todos los lenguajes artísticos. El abrebocas fue una escultu ra en bronce de Eleonora Tugues colocada en la calle, justo en la entrada de la muestra Marcando territorio de Andreí na Acero y Daniel Velasco. Como platos principales, se podía escoger entre varios. El genio pictórico de Pedro León Zapata estuvo presente en la exposición individual que la galería Utopía 19 le dedicó a la figura femenina a través de la obra de este artista. Las tallas en madera de VerayVierma, exhibidas en Azularte, dieron mucho de qué hablar, tanto por los acabados como por el título: Im púdicos. El tema era, natural mente, el desnudo. La colectiva No todo es lo que parece fue una de las muestras que atrajo mayor cantidad de visitantes. Se trata de una gran alegoría de Alicia en el país de las maravillas en la que parti ciparon 20 artistas contemporáneos del Taller de Zulay. En la calle se podían ver las fotografías móviles de las esculturas de Rubén Riera. Su participación en Hatillarte fue un abrebocas de la individual que inaugurará en 15 días en la galería Espacios Libres. La plaza Bolívar se convirtió en una especie de gran jardín de esculturas, con piezas de Daniel Suárez, Las...

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