Indispensables, pero atravesados

El kiosco es la forma comercial por excelencia del espacio público. Su relación con los peatones es directa, inmediata. Ambos tienen el mismo ámbito de acción: la calle. Café, empanadas, tickets del Metro, periódicos, tarjetas telefónicas, chucherías y otra gran cantidad de cosas están a la mano del viandante gracias a ellos. Se esparcen por toda la ciudad, son guarimbas para el ajetreo urbano. Incluso en esas urbanizaciones entregadas a su aislamiento y desprovistas de relación con lo público suele existir un kiosco que termina convirtiéndose en referencia de la vida vecinal. Suele suceder en estas zonas suburbanas, aunque también en zonas céntricas, uno de los más perversos casos de mala ubicación: el kiosco concebido como un servicio al automovilista y no al peatón. Suelen ocupar casi toda la acera para estar más cerca de sus clientes, a quienes no les da la gana de bajarse del carro ni para comprar el periódico. La mayoría son ilegales según ordenanzas, pues no dejan el espacio mínimo en la acera para la circulación peatonal. Otros kioscos quedaron atravesados en lugares que han tenido un incremento de sus flujos peatonales y el espacio que dejan al peatón para caminar, aunque a veces está dentro de la norma, es insuficiente. Las ordenanzas coinciden en definirlos...

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