Injusto barranco social

El cierre de los medios de comunicación no solo ha significado bajarle el volumen a la oposición sino que, más importante aún, le ha tapado la boca a la realidad.El gobierno ha logrado es conder por los rincones una de las más gigantescas e injustas depresiones sociales que hayamos vivido. El ciudadano común, al carecer de referentes y fuentes de información libres, trata de explicarse la totalidad desde sus vivencias personales y hasta donde le alcanza la mirada. No entiende cómo el país se le vino al piso sin que medie una caída del petróleo, un colapso financiero o alguna otra desgracia.Ve con cierto asombro la multiplicación de personas pidiendo en las calles o niños ocupados en servicios de mendicidad, situación que, aunque distante, no puede dejar de asociar con la depresión que vive diariamente por sus propias cuentas y necesidades mensuales no cubiertas.Vivimos una crisis social que no debimos padecer. Si los mezquinos intereses políticos no hubiesen privado por sobre los sociales o económicos, no tendríamos que ver las distintas caras de la depresión. Una, la del empobrecimiento generalizado de todos los venezolanos, y otra, la del aumento de la pobreza.Cuando existe una política social para enfrentar la crisis, lo que obviamente no es nuestro caso, el esfuerzo se concentra en los pobres. El resto, los grupos medios, están en mejor posición para defenderse y seguramente serán los primeros en salir de la crisis cuando las cambien las condiciones. Actuar de cualquier otra manera es contrario a la equidad y la justicia.Pero nada de lo anterior es tá entre las preocupaciones del gobierno. Viven pendientes de los síntomas, para tratar de ta parlos o para perseguir a quienes los exponen a...

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