Libros: Jean Echenoz

Sus elecciones: ha escogido no más que un puñado de personajes: cinco hombres y una mujer.Estos personajes se conocen. Provienen de un mismo pueblo de la Vendée, en la región del Loira, Francia. Sus vidas están entrecruzadas. Fatalmente entrecruzadas.Ha elegido también una prosa que se ha despegado del piso, no mucho, diré que alrededor de un metro sobre el nivel de la tierra, lo que la dota de una movilidad asombrosa: entra y sale a su gusto, por ejemplo, de la zona don de los hombres matan y mueren.Y ha elegido, y esto quizás ya no es una elección sino la marca de un estilo, una manera de aproximarse a las cosas y narrarlas, en la que predomina un cultivado sentido del humor.Y es este sentido del humor de frase refinada y administrado con maestría lo que, a fin de cuentas, otorga a la narración de Jean Echenoz sobre la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra, como también se le conoce, su facultad de conmover, su voluntad de saltar por encima de lo más obvio y evidente, para internarse en el estupor, en la atrocidad y el sinsentido que resultan de toda guerra.Ha sido inevitable recordar aquí el momento en que Stefan Zweigintenta explicar el porqué de aquella guerra, en El mundo de ayer: El estallido de la guerra na da tenía que ver con las ideas, y muy poco con las fronteras geográficas. No puedo explicarlo más que por un exceso de vitalidad, una trágica consecuencia del dinamismo interno que se fue acumulando a lo largo de cuarenta años de paz, y que ahora procuraba liberarse violentamente. Aquí, apenas transcurridas...

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