¿Luna de miel agonizante?

La relación petrolera entre Venezuela y China tiene a los dos lados de la ecuación preocupados. Los dos países han venido desarrollando una interacción preferida y estrecha en materia energética, asunto que le resuelve problemas de distinto tenor a cada cual, pero que igualmente les está causando pesadillas a ambos. Un abultadísimo acuerdo de financiamiento otorgado por el país asiático al venezolano ha estado en la palestra pública por largo tiempo. Una suerte de identificación con ideales socialistas, entendida de manera diferente por cada una de las partes ser viría de marco doctrinario y político a estos acuerdos. Pero en la práctica la necesidad de asegurarse enormes contingentes de energía fósil de China unido a su holgura financiera es lo que ha servido para inventar una fórmula financiera transaccional que le asegure a Pekín un flujo constante de cerca de 300.000 barriles diarios de crudo venezolano. Por el lado venezolano, las imperiosas necesidades de caja de Pdvsa son las que justifican la disposición a claudicar ante los requerimientos energéticos de China en términos beneficiosos para los asiáticos. Este suministro de crudo no es otra cosa que el pago en especies de empréstitos chinos por más de 12 millardos de dólares. El compromiso a futuro sobre el petróleo que aún yace en el subsuelo está siendo visto por buena parte de los venezolanos como una hipoteca del futuro de las nuevas generaciones y es motivo de urticaria en el proceso electoral ya en marcha para 2012. Esta generosidad gubernamental viene a sumarse a molestias por otras actitudes dadivosas del teniente coronel con países que igualmente compartirían su...

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