Madres se contaminan en los quirófanos de la Maternidad

Sandra Camacho, de 44 años de edad, tenía un fibroma. En lunes la operaron en la Ma ternidad Concepción Palacios después de semanas de postergación por falta de quirófano. La ingresaron, la sedaron y abrieron su vientre. Durante la intervención el techo del quirófano empezó a ceder por una filtración y el agua almacenada cayó encima de la paciente aún inconsciente, y con la herida sin suturar. ¿Cómo le digo a mi paciente que no morirá por la cirugía, pero le generé un mal?, expresa Damaris Ramos, médico adjunto al Servicio de Ginecología.Al despertar los médicos tuvieron que notificarle que ahora tiene una infección que deben tratar y debe buscar antibióticos por su cuenta y hacerse exámenes fuera del hospital. Ese mismo día, más tarde, se suspendieron los partos porque se fue la luz y la planta eléctrica no se activó. Ayer otras parturientas que tuvieron cesáreas hacían cola en el piso 8 y 5 para que las enfermeras les curaran las heridas que no terminan de cicatrizar por bacterias que adquirieron en quirófano.El olor a cloacas traspasa las paredes de algunos baños en el piso 5 y las mujeres aguantan las ganas de orinar porque las aguas negras salen por drenajes y pocetas. A la hora de bañarse intentan que el agua que almacenan en tobos no roce sus heridas. Solo murmuraban el asco que sienten y el temor a no cicatrizar pronto.Los médicos cuando nos cu ran comentan entre sí que la contaminación vino del quirófano, pero nadie nos explica nada. Nunca había pisado un hospital, tengo a mi hijo con tanta ilusión y nos tratan como animales, explica una de las madres que lleva dos semanas...

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