Morosos se aprovechan de la ley

Al sector Montesano, parroquia Soublette, llegó María José Gomes hace 42 años. Su esposo la trajo de la isla de Madeira, en Portugal. Luego de que la pareja alcanzara cierta estabilidad económica con su trabajo como panaderos, nació Orlando Aldino Garanito, el único hijo, fallecido en el accidente aéreo de 2008 en el estado Mérida. Ahora, a los 72 años de edad, Gomes reside con un sobrino en la única herencia que le dejó su esposo: un edificio de 6 pisos, construido con el trabajo de la familia, que tiene 11 pequeños apartamentos de 1 habitación. Todas las viviendas están al quiladas y con esos ingresos Gomes cancela los servicios y se sostiene económicamente. Por concepto de alquiler se cobra a los inquilinos menos de 500 bolívares, pero 7 de esos residentes no pagan desde hace un par de meses. Hay quienes van a cumplir 3 años de morosidad. En el lugar viven 2 militares, uno de los cuales incumple con el compromiso mensual. El edificio está deteriorado, y ante la merma de los ingresos a Gomes se le hace difícil realizar las labores de mantenimiento, aunque recientemente mejoró el pasillo de acceso a los apartamentos. No aguanto más el pago de los servicios. Algunos tienen aire acondicionado y cocinas eléctricas, y a mí me corresponde cancelar la luz. Tenemos que mejorar la convivencia sin perjudicar a nadie, afirmó. Los inquilinos le exigen cons tantemente reparaciones del inmueble. Les entregué los apartamentos en buenas condiciones, pero no me pagan el alquiler para que pueda mejorarlos, dijo. La anciana aseguró que los inquilinos viven en el edificio porque está ubicado en un lugar céntrico y de fácil acceso en el...

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