Nosotros y el mundo

En los análisis de la tragedia venezolana rara vez aparecen ciertas características que la conforman y que son propias de la humanidad de estos tiempos, al menos de una buena parte de ella. Se ha repetido hasta la saciedad que vivimos una época de extremado individualismo y, la otra cara de la moneda, de debilitamiento de las ideas, causas y agrupaciones colectivas. Eso que ha solido llamarse posmodernidad, cultura que habría emergido en la segunda mitad del siglo pasado, solía caracterizarse por la pérdida de los grandes idearios que habrían unificado y otorgado sentido a la gesta de la especie, grandes relatos los llamó Jean François Lyotard, uno de sus progenitores. El marxismo, el desarrollo económico y tecnológico capitalista, el imperio ilustrado de la razón y la libertad, el cristianismo tardío... trataron contemporáneamente de marcarle un norte a la empresa humana y todos ellos fracasaron, no quedando otra cosa que fragmentos tecnocientíficos aislados que se miden mayormente por el éxito inmediato y mercantil. Sea adecuada o no, la conceptuación sí apunta a un fenómeno innegable, el individualismo extremado, la minusvalía del humanismo y los valores universales.No es extraño, pues, que la política conduzca a menudo hoy o a un olvido despectivo o a populismos perversos que emergen en las situaciones críticas, fórmulas mágicas e ineptas para solucionarlas. Rostros de la antipolítica. Como tampoco lo es que la idea de nación pareciera disolverse en un mundo globalizado y, también, otra paradoja, que sea sustituida por fanatismos localistas o religiosos que tienden a limitar los desmanes que acarrea la instalación de un mundo unificado, básicamente por la transnacionalización económica. De manera que cuando localmente nos quejamos de la fragilidad de nuestros partidos políticos o de la insensibilidad ética migratoria o de una muy cierta dificultad para emprender acciones capaces de demoler un gobierno con muy escaso apoyo popular, estamos aludiendo a esos generalizados rasgos de la época. Lo cual, por supuesto, no anula que haya aquí y ahora factores muy específicos e irrepetibles que lo...

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