Nada, Nico, ¡nada!

Krushev, que así, con K de knock out o de Kaláshnikov, lo escribían los medios occidentales cuando la Guerra Fría amenazaba con calentarse, bebía y bailaba al son que le tocaba Stalin; ¡baila Nikita, baila!, ordenaba el padrecito, y Nikita Serguéievich, saturado de vodka hasta la médula, se encuclillaba, cual si fuese un cosaco y, con los brazos cruzados sobre el pecho solícito y calculador, se fajaba con una Berezniaka para complacer a Koba quien, al menor culipandeo de un camarada cualquiera, no vacilaba en poner en marcha un proceso, sumario y propagandístico, contra el desgraciado al que le dio por estornudar mientras escuchaba al gran Chaliapin cantar Ochi chernye u ochichornia como, ebrio de emoción, cerveza o ron, cantaba más de un iracundo joven de ¡viva Caracas la roja!, haciendo de desafinada segunda voz a la grabación de Mireille Mathieu que alternaba con su particular versión de Bella Ciao O mamma mia o che tormento/ O bella ciao bella ciao bella ciao, ciao, ciao, ciao . Jruschov, ahora trans literado con J de Judas, o mejor de jodedor, tardó tres años en sobreponerse a la muerte del dictador 1953 y sacudirse sus miedos a fin de aguarles la fiesta a los estalinistas y echarlo al pajón, exponiendo sus crímenes y el desmedido culto a su personalidad en el histórico XX Congreso del PCUS 1956, famoso justamente por haber revelado quién era en realidad ese monstruo, engendrado por la propia Revolución bolchevi que, al que ofrendaron líricas lisonjas, ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!, Éluard y Aragon, Miguel Hernández y Neruda, Nicolás Guillén y Alberti..Aquí mediaron dos años, con gimoteos versifi cados por pavosos bardos tarifados, entre el vuelo del pajarillo y el tercer congreso del PSOE; los que esperaban una epifanía se quedaron con los crespos hechos, ya que contrario a lo acontecido en Moscú el evento local se abocó a reivindicar el árbol de las tres raíces como creación y pensamiento de la acción revolucionaria del comandante Hugo Chávez y reconocer al Líder Socialista como la cuarta raíz, al lado de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora.De vaina no pusieron a Cristo en nómina, pues el dogmático sometimiento a la etérea voluntad del muerto pasó, de inmediato, a ser religión con capillas, oraciones y procesiones al cuartel de la montaña donde yace, afortunadamente, un cadáver y no una momia embalsamada por un taxidermista euroasiático que hubiese podido, con técnicas de brujo macondero, insufl arle autoridad post...

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