No querer ver

Durante años, hasta que el chavismo me expulsó de allí, sostuve en Radio Nacional un microprograma diario titulado El cine: mitología de lo cotidiano. Resultaba algo absurdo hablar de cine por radio, pero era algo que bien podía ocurrir en el disparatado país venezolano que me tocó en suerte. Al principio no sabía cómo hacer hasta que Orson Welles, experto en radio y en invasiones marcianas, dijo que la radio era cine para ciegos: se trataba de producir imágenes visuales empleando palabras y efectos sonoros.Pensaba en los ciegos cada vez que escribía uno de aquellos programas. Entendí que para muchos la ceguera significa ignorancia del verdadero estado de las cosas.Los videntes ven y esa es la norma. Pero, ¿pueden verse a sí mismos? El ciego desarrolla extremadamente los otros sentidos y acaso, a la larga, resulta ser un privilegiado porque llega a percibir secretas realidades demasiado ocultas para ser advertidas por los que ven. Un ojo me mira, ¡pero el hombre ciego puede estar mirando dentro de mí! Como si perteneciera a otro mundo.Lo expresó, a su manera, Chuang-tzu 300 años antes de Cristo: Un mochuelo puede, en la oscuridad de la noche, coger una pulga y ver la punta de un pelo; pero, una vez hecho día, con los ojos muy abiertos, no llega a ver una montaña.¡Se dice que el ojo humano no puede mirar al sol por que él es un sol: es un foco de luz que desarrolla e ilumina el conocimiento! La Justicia, la Fortuna y el Amor, sin ser ciegos, andan por el mundo con los ojos vendados porque siendo focos de luz hay que cegarlos, frenarles cualquier desbordamiento apasionado.La diseñadora gráfica y escritora Menena Cottin ob servó que permanecemos en la oscuridad buena parte del tiempo y es la imaginación la que nos ofrece un tercer ojo como un nuevo foco de luz. Ella y Rosana Faría diagramaron en 2007 un libro hermoso llamado El libro negro de los colores en el que un niño invidente los asocia con el sabor de las frutas y dice que el rojo es ácido como la fresa y dulce como la patilla. Y en otro libro suyo, Cierra los ojos que vamos a ver, cerrando la mano y tocando la sucesión de nudillos, Menena le hizo ver a su amiga invidente mexicana cómo es una montaña, sus picos, hondonadas y cordilleras.¡Simón Bolívar supo ver lo que se le venía...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR