Nostalgia y reimpulso

La celebración de los héroes puede traducirse en significativo es tímulo para la creación artística. Hace 30 años Venezuela festejó el bicentenario del natalicio de Simón Bolívar, no sólo con ineludibles actos oficiales y protocolares, sino también con un programa artístico multidisciplinario, de los más extensos y sólidos de los que se tengan recuerdos. Durante todo el año 1983, a propósito de la efeméride del nacimiento del Libertador, se suscitaron notables acontecimientos alrededor de las letras, las artes visuales, la música, el cine, el teatro y también la danza escénica. Una característica común vinculó a todas las actividades que integraron esta especial agenda de celebración: su vocación universal y una consideración de lo genuino desde una visión de la identidad compartida. El llamado Proyecto Bicentenario representó un espacio de animación para la danza en Venezuela. Dos claros aportes de esta iniciativa fueron la producción integral de Coppelia, obra esencial del ballet romántico tardío, versionada por Enrique Martínez para la Fundación Teresa Carreño, con la participación de Zhandra Rodríguez, Fernando Bujones y primeras figuras latinoamericanas; al igual que Manuela, ballet drama de Gloria Martín, pretendida recreación desde los códigos de la danza teatral del personaje emblema de Manuela Sáenz, que presentó a la bailarina venezolana, con Carlos Giménez como productor y la dirección de Ibrahim Guerra. La proyección mundial de intérpretes y compañías nacionales resultó también un destacado alcance de la programación homenaje a Bolívar. Yolanda Moreno y Danzas Venezuela, Sonia Sanoja, Ballet Nuevo Mundo, Danzahoy y el Ballet Contemporáneo de Caracas llevaron sus particulares concepciones del cuerpo creativo a...

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