Nuestro panteón de los caídos

Los muertos serán siempre parte consubstancial del drama. Ninguna historia fundacional tendrá arraigo ni permanencia si la tragedia no es parte de ella.Además, la cúspide la alcanzan siempre los héroes que mueren trágicamente, siendo todavía jóvenes y de historia incipiente. A más edad las verrugas de la vida se hacen imborrables, puesto que los fallos y contradicciones estarán siempre allí para uso y provecho de la crítica más despiadada.Aunque los hechos ocurridos entre 1945 y 1948, e inmediatamente después del 23 de enero de 1958, lleven a pensar que esos años comprenden el período de instauración de la democracia venezolana, creo que la historia futura verá en esta larga noche de fariseísmo rojo los años verdaderamente determinantes en la implantación del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. De ahí que la lista de sus héroes maravillosos y ejemplarizantes los valerosos hombres y mujeres de nuestra sociedad civil está todavía en pleno proceso de conformación.Si hemos de ser justos, la nue va fase arrancó a comienzos de febrero de 1992, con la acción militar mal comandada por Hugo Chávez que trató de deponer al gobierno presidido por Carlos Andrés Pérez. El levantamiento produjo 20 muertos, en su mayoría por el lado de los insurgentes.Nueve meses después, el 27 de noviembre, tuvo lugar una se gunda parte que tampoco fue buena. A tempranas horas de la mañana, los venezolanos fueron sorprendidos con una nueva aparición de Hugo Chávez por la televisión, haciendo un llamado a la insurrección popular y al alzamiento de las Fuerzas Armadas. En seguida aparecieron en pantalla un ofi cial Jesse Chacón y dos civiles uno de estos últimos era un hombre obeso, de mala presencia y peor hablar pidiéndole a la población que saliera a la calle a respaldar el nuevo golpe de Estado. La aparición de Chávez fue realmente un ardid para usufructuar el alzamiento encabezado por Grúber Odremán y Francisco Visconti. El mensaje televisivo de estos últimos, que había sido grabado previamente, fue puesto de lado por los afectos a Hugo Rafael.La asonada terminó con la huida de Visconti y varios de sus compañeros a Perú, a bordo de un avión Hércules. Atrás quedó una estela de muertos: 142 civiles, 18 militares y 5 miembros de la Guardia Nacional.A pesar de tales antecedentes de violencia, Chávez fue elegido presidente el 6 de diciembre de 1998. Desde el mismo inicio de su gobierno, las arbitrariedades del régimen se convirtieron en pan de cada día. Su...

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