Las revoluciones no dialogan, solo destruyen

`¡Venimos a destruir!’, me dijo Hugo Chávez 36 veces en las conversaciones mantenidas entre 1994 y 1998, afirmó el historiador Agustín Blanco Muñoz al describir cuál es el plan del chavismo: acabar con la institucionalidad del Estado y levantar una nueva que responda a intereses de los gobernantes.La meta implica avanzar a cualquier precio y, por ello, los consensos no existen como vía política. Las revoluciones no dialogan, solo destruyen.No armonizan sino que polarizan. En ese sentido, Chávez no engañó a nadie. Prometió pulverizar el viejo Estado, a la vieja dirigencia, pero nadie le creyó. El vengador de la cuarta república contó con el aval de adecos y copeyanos, y la complicidad de las fuerzas constituidas. La Corte Suprema de Justicia, al decretar el 19 de enero de 1999 la procedencia de convocar una constituyente porque estaba por encima del orden legal vigente, derogó la Constitución de 1961 y le abrió los caminos al proyecto de destrucción.El PSUV se prepara para el III Congreso en medio de diatribas y amenazas de expulsiones, por lo que Blanco Muñoz anticipa problemas.El juego a la lealtad y contra la traición indica el gran vacío político-ideológico del PSUV. Maduro, como Chávez en su momento, exige lealtad por su condición de presidente. Y quien exige lealtad en términos amenazantes es porque sabe que no lo acompaña un reconocimiento por méritos. Es un líder obligado a vender la imagen de quien posee fuerzas, pegada y capacidad para producir acciones determinantes. En el III Congreso, en medio del vacío de contenidos doctrinarios, los radicales y moderados del PSUV escenificarán otra confrontación, en la cual saldrá favorecida la minoría boliburguesa.--¿El diálogo es propaganda para posicionar a Maduro como el pacificador? --No tiene lógica que quienes han impulsado desde un comienzo la confrontaciónpolarización como principal arma de lucha procedan de pronto a convocar un diálogo destinado a implantar la convivencia. Las llamadas revoluciones no incluyen en su agenda el diálogo. Eso es algo que corresponde a las democracias empeñadas en disminuir conflictos y procurar acuerdos vía entendimien to. El diálogo convocado por Maduro y el PSUV se produce en el contexto de una gran debilidad en la institución presidencial, con la finalidad de desmovilizar las posibles protestas y crear la imagen de ese Maduro pacificador, que sirva para encubrir su condición de agente confrontador. Es una manera de darle fuerza a un liderazgo que nace...

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