Yo solo quiero que me traigan vivo a mi hijo

Las ojeras y ojos enrojecidos de Milagros del Valle Sanoja, debido al cansancio, son muestras de que han pasado días sin poder dormir. La causa es la desaparición de su hijo Alejandro Jesús Mariño, de 19 años de edad, adscrito al batallón 521 Rafael Urdaneta de Puerto Ayacucho y que forma parte de los 13 ocupantes -9 militares y 4 civilesdel helicóptero ruso MI17V5, siglas EV0796, que partió de Puerto Ayacucho el 30 de diciembre hacia el aeropuerto La Esmeralda, en Amazonas, y aún no ha sido localizado.La última vez que se comu nicó con su hijo fue a mediados de diciembre. Sanoja vive en Mariches, municipio Sucre, estado Miranda, y le prometió que iría a visitarlo en enero porque en diciembre iba a reunir dinero para el pasaje y la estancia. Nos despedimos y su papá me llamó por teléfono el 31 de diciembre a las 9:00 pm.La llamada no fue para desearme feliz año, sino para avisarme que Alejandro se había ido de comisión a entregar unos alimentos a La Esmeralda, pero había sufrido un accidente y no pudo llegar a su destino.El 1° de enero un amigo le prestó dinero para viajar en un expreso a Barinas y de ahí tomó otro autobús a Puerto Ayacucho. El 2 de enero en la tarde llegó a la casa del padre de Alejandro, quien le explicó que el grupo SAR había salido a rescatar a los ocupantes de la aeronave del Ejército. Acudí al comando donde trabaja mi hijo. A mí y a otros familiares de las víctimas nos dijeron que tuviéramos paciencia, que el tiempo estaba nublado y que lo más probable es que estuviesen vivos. A partir de ese momento me quedé con mi hija de 7 años de edad a las afueras de la Base Aérea José Antonio Páez a esperar resultados.Junto a otros familiares ten dió colchonetas e hicieron colectas de dinero para comprar algo de comer. Las pocas horas que dormíamos, porque la incertidumbre nos impedía conciliar el sueño, fuimos devorados por la plaga. Mi pequeña de 7 años comía mal y los funcionarios del Ejército no nos ayudaban. En una oportunidad me metí en la instalación militar y les pedí que por favor le dieran de comer a mi hija, que yo podía aguantar. Se compadecieron y colaboraron con algo de comida.La desinformación. El 5 de enero en la mañana Sanoja recibió la llamada de un funcionario.Dice no recordar el nombre, solo sabe que le informó que su hijo, al igual que el resto de...

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