El talento de exportación de Johanna Morales

Una cálida voz con acento colombiano hace notar su nostalgia: "Que rico escuchar acento venezolano". Un dolor abdominal que resultó ser apendicitis la mantenía en reposo al momento de la entrevista telefónica, pero ella mostraba un optimismo que parece ser su carta de presentación. "Estaba triste pero hoy fui al médico y me dijeron que ya puedo bailar". Johanna Morales, actriz con formación teatral, reconocimiento televisivo y una prometedora carrera cinematográfica, habla pausadamente pero sin detenerse. Su vida parece una concatenación de hechos afortunados que unidos a su pasión por la actuación, la han llevado a construir una trayectoria que ella misma define como exitosa. El acento adoptado poco a poco se va borrando y aparecen nuevos registros: el de una andina "orgullosa de ser gocha" y el de una venezolana que defiende hasta el cansancio su gentilicio y también lo extraña. "Quisiera estar ahorita en mi casa, con mi familia, comiendo hallacas". El trabajo, aunque sea una pasión, a veces exige ciertas renuncias.

De San Cristóbal pa' Caracas. Decretar lo que va a ser la vida de alguien puede parecer un hecho imposible, pero el doctor que ayudó a nacer a Johanna Morales dijo que ella iba a ser actriz y no hizo falta mucho tiempo para que su vaticinio se cumpliera. Desde pequeña, Morales hizo saber su inclinación por las artes en general, en particular por la actuación y dice haber recibido siempre el apoyo de sus padres. Eso sí, si ese era el destino elegido tenía que instruirse: "Fue muy rico saber qué era lo que quería, sentir que mis papás me apoyaban cada vez que decía que quería ser actriz. Un día mi papá me dijo "Si va a actuar tiene que ser en serio, tiene que estar muy bien preparada. La lle¬vo para que estudie actuación", cuenta Johanna imitando una autoritaria voz masculina con acento andino. Estudió en la Escuela de Teatro de Táchira y su primer profesor fue Aníbal Grum, lo que presagiaba no sólo su auténtico interés por aprender, sino además la irrefutable calidad de su formación, complementada con una estadía en el Teatro Nacional Juvenil (TNJ) de Venezuela. Un encuentro teatral en Puerto La Cruz le hizo ver que si bien estaba haciendo lo que quería, necesitaba llegar a la capital para vivir su sueño al 100%: "Como era menor de edad, le pedí una autorización a mi mamá para quedarme en casa de unas tías en Ca¬racas durante unos días. Al llegar me di cuenta que allí tenía un sueño que perseguir. Venía el Festival de Teatro...

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