Gasparini Lagrange: la Venecia interior

Por descarte: no exactamente un libro descriptivo de la ciudad, aun que por instantes la autora dedique unas líneas a lo que la rodea; tampoco un canto a la belleza insuperable de la que hablan las guías de viajes; ni siquiera una serie de efemérides y paradojas que se acomoden a la expectativa de los secretos que Venecia esconde para sus habitantes. Laberinto veneciano es un lugar en el alma de Marina Gasparini Lagrange. Ensayos que aproximan al ser, a veces abierto y a veces cerrado, que es Venecia. En cierto modo, un relato de apropiación de la ciudad la solapa nos informa que la autora se residenció en Venecia en el año 2000. Un transcurrir por la Venecia interior, por su lentitud esencial, por su otoño y su invierno, cuando sus calles se quedan solas. Voz pausada: En su trazado irrepetible encontramos lo que no buscábamos, buscando lo que no encontramos. Hay libros que dan la bien venida al lector. Otros que exponen sus reglas y ambiciones. Algunos que se ofrecen como dificultad que debe ser vencida: a Laberinto veneciano se ingresa. A me dida que se pasa de un ensayo al siguiente como quien pasa de un recinto a otro la Venecia exterior, la Venecia de nuestro imaginario habitual se desdibuja, mientras emerge, como si se levantara desde algún fondo desde el fondo de las aguas, desde el fondo de la memoria, desde el fondo de la historia, desde el fondo de los archivos, desde el fondo de la mirada, una Venecia personal, una Venecia tramada en las obsesiones de la autora, un lugar que se vive y se siente como estado de introspección. El lector ingresa al libro: se encuentra con la múltiple metáfora del laberinto: es la forma que adquiere Venecia para algunos elegidos; es el ambiente donde la soledad puede alcanzar un estado de perfección el laberinto es la patria de quien vacila; es un estado del carácter esa suerte de impulso de volver una y otra vez a un mismo punto de la vida; pero es también un reencuentro con el mitológico Laberinto de Cretas, así como con otros autores Kafka, Benjamin, Warburg, Borges que también experimentaron el laberinto. En tanto que el laberinto es propio, te cambia Todos tenemos nuestro laberinto. Pero el laberinto está en el alma. En el ánimo. En las noches frías. En los secretos, irrepetibles, que aparecen al caminar por Venecia. Vene cia se está hundiendo, y nosotros la acompañamos en su naufragio. Los sueños soñados flotan sobre sus aguas sin que nos inclinemos para rescatarlos; ellos pasan, pasaron; ya no...

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